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The Legend Of Kyrandia: Book One


Todo comenzó cuando Malcolm se escapó de su encarcelamiento. Él fue directamente a ver a Kallak, mi abuelo, al cual convirtió en piedra salvo por sus ojos. Yo volví algo tarde, y me encontré con el terrible encuentro. Allí estaba Kallak, convertido en piedra. Cogí la nota que tenía encima de la mesa y la leí, y supe que tenía que ir a ver a Brynn. También me hice con un serrucho debajo de la mesa, un Granate encima de la mesa y, en un jarrón, una manzana. Al salir de la casa, el Otro Dominio, que hablaba en nombre de la Tierra, me habló de todo lo que estaba pasando. Al parecer, la Tierra se moría por unos hechizos malvados y perversos; y yo debía curar a la Kyragema, símbolo del pacto, la cual había sido corrompida.

Era hora de actuar, así que salí de la casa y me fui dos veces al Este. Encontré la Charca de la Pena, de la cual cogí una lágrima. Me fui otra vez al Este, donde vi caer una hoja. Mis ojos se asombraron al ver que, la hoja en concreto, se transformaba en un Peridot, que cogí. Después, fui al Norte y al Este hasta encontrar un Altar, donde cogí una extraña rosa. Volví a tomar otro camino hacia el Oeste, Sur, Oeste, Oeste, Oeste, Oeste hasta encontrar un árbol podrido, un sauce llorón. Estaba medio muerto, así que lo único que se me ocurrió fue darle la lágrima de la Charca de la Pena. Conseguí revivir el árbol, y llegó Merith.

Mi viejo amigo había conseguido una canica y quería jugar conmigo, aunque yo no estaba por la labor. De todas formas, quería ver su canica. Antes de que pudiera hacerlo, Merith salió corriendo para que yo lo persiguiera, y así lo hice. Le seguí por el Este hasta que desapareció, y yo tomé el camino Norte. Le encontré escondido y le asusté, haciéndole subir al árbol lo más rápido que pudo. Pero cayó, y con él la canica. Merith se enfadó conmigo y me entregó la canica. Fui hacia el Sur tres veces hasta encontrar una cueva, por la que entré. Herman estaba allí viendo como se había roto el puente, Hablé con él y le di el serrucho para que cortara un árbol y rehiciera el puente. Salí de la cueva y tomé el camino Norte, Norte, Oeste, Oeste, Oeste, Oeste, Oeste, Norte hasta el Templo de Kyrandia, que era la residencia de Brynn. Entré y la encontré allí, tan bella como siempre. Hablé con ella y le entregué la nota. Ella deshizo el hechizo y pude leerla:

BRYNN:

ALERTA. MALCOLM SE HA ESCAPADO,
Y PROBABLEMENTE ME BUSCARÁ A MÍ
PRIMERO. DEBES GUIAR A BRANDON. PONLE
EN LA PISTA DEL AMULETO. LA ROSA DE
LAVANDA PUEDE QUE SEA LA CLAVE DE
LOS HECHIZOS.

-KALLAK

P.D.T: PIDE AYUDA A DARM Y
ZANTHIA PARA RECUPERAR LOS PODERES
DEL AMULETO.

Al terminar de leerla, Brynn me explicó que había un hombre malvado y perverso que estaba destruyendo Kyrandia; y se llamaba Malcolm. Ella no podía detenerle, y yo debía reunir a muchas fuerzas para vencerle. Además, mi abuelo sólo se salvaría si Malcolm era destruido. Debía buscar a encontrar una rosa lavanda para que Brynn me hiciera un sortilegio. Como ya tenía una, se la entregué a Brynn quien la convirtió en una rosa plateada. Debía usar la rosa plateada con precaución en el Altar de Plata para conseguir el Amuleto, y luego debía encontrar a Darm que vivía en el Bosque de las Brumas. Llegué al Altar rápidamente, pero estaba roto. Aún así, me fijé en la canica de Merith y la puse en el Altar. Lo arreglé y coloqué la rosa plateada, logrando el sagrado Amuleto, aunque sin ningún poder de momento. Por si acaso, me cogí otra rosa de lavanda.

Volví a la cueva que daba acceso al Bosque de las Brumas. Herman había terminado el puente, aunque se había olvidado de mi serrucho. Crucé al otro lado, y fui al Oeste hasta una casa con un cartel de un pergamino. Allí estaban Darm y su dragón Brandywine, el cual mantuvo una discusión cuando hablé con Darm. Al terminar la charla, debía de encontrar una pluma para Darm. Así pues, salí a buscarla aunque sin saber por dónde. Salí de la casa de Darm y tomé el camino Sur, Oeste, Oeste para coger una bellota. Luego, fui por el camino Sur, Este para conseguir una piña; y después el camino Este, Este, Norte para lograr obtener una nuez. Con estos frutos, me encaminé hacia el Sur tres veces para encontrar el Claro del Bosque Muerto. Puse los tres frutos dentro de un hoyo, y creció una Pseudoarbustiahugiflora. Por devolver algo de vida al Claro del Bosque Muerto, me entregó el primero de mis hechizos: Curación. Fui tres veces al Norte, donde había conseguido la nuez. Allí había un pájaro herido al que, con mi nuevo hechizo, curé el ala. En agradecimiento, me dio la pluma que yo buscaba.

La cogí y se la entregué a Darm, que era el Maestro de los Pergaminos. Además de darme un pergamino mágico, me comentó el poder de las piedras natales. Yo, que era el nuevo aventurero de Kyrandia, debía encontrarlas y colocarlas en orden en el plato del altar, un altar cercano que había en el Bosque de las Brumas. La primera, según me comentó el mago, era del verano y Darm la había escondido. Sin mucha ayuda de su parte, salí afuera donde probé el pergamino mágico. Era un pergamino de hielo según comprobé. Tomé el camino Sur, Este, Sur, Este hasta una fuente, donde encontré la primera piedra natal: la Piedra Solar. Además, me hice con un tulipán. Tiré la nota de Brynn y la manzana cerca de la fuente. Seguí el camino Oeste, Oeste, Oeste, Norte, Este para encontrar el Altar de Mármol. Puse la Piedra Solar y la aceptó. La segunda era la Aguamarina, la tercera era el Onix y la cuarta era un Rubí; el cual estaba al Oeste y al Norte del Altar de Mármol. Al intentar coger un Rubí, una serpiente me mordió, aunque me curé gracias a mi hechizo. Después, me hice con un rubí y esperé a que se restableciera mi hechizo de Curación para poder coger otro. Al poner todas las piedras, conseguí una flauta.

Con la flauta en mi poder, fui a casa de Darm a mostrársela. Él me habló de que visitara a Zanthia, al otro lado del bosque, para que me hablara de Alquimia. El laberinto empezaba en la Gruta de la Serpiente, mi próximo objetivo. Dejé el Peridot y el Granate que tenía y me fui a buscar más joyas. Cogí un Zafiro y un Topacio. Luego, con un Rubí, un Zafiro, un Topacio, un tulipán, una rosa lavanda, una flauta y un pergamino mágico; me fui directo a la Gruta de la Serpiente, al Sudeste del Bosque de las Brumas.

Me decidí a entrar, pero Malcolm me esperaba. No me hubiera importado mucho a no ser porque tenía unos cuantos cuchillos en las manos, los cuales me matarían con toda seguridad. Malcolm y yo mantuvimos una charla
amistosa hasta que me lanzó un cuchillo. Yo lo cogí y se lo lancé, aunque con poca puntería. Después de ello, Malcolm desapareció en la cueva. Además, dejó un muro de hielo que yo, gracias a la flauta, logré romper. Dejé la flauta en el suelo y entré en el laberinto.

Fui hacia el Este hasta que una puerta se cerró detrás de mí. Anonadado, tomé los siguientes caminos con los siguientes hechos:

Este, donde cogí tres fogofrutas.
Norte, solté una fogofruta.
Este, solté una fogofruta.
Sur, solté una fogofruta.
Sur, donde cogí tres fogofrutas, y solté el Rubí, el Zafiro, el Topacio, la rosa lavanda y el tulipán.
Este, solté una fogofruta.
Norte, solté una fogofruta y cogí una roca.
Norte, solté una fogofruta.
Este, donde cogí dos fogofrutas.
Norte, solté una fogofruta.
Este, solté una fogofruta.
Este, donde llegué al Panteón del Claro de Luna, en el cual hablé con dos Fuegos Fatuos de color púrpura; los cuales me ayudarían si los sacaba de allí.
Este, donde cogí otras tres fogofrutas.
Sur, solté una fogofruta y cogí una roca.
Sur, solté una fogofruta.
Oeste, solté una fogofruta.
Sur, donde cogí dos fogofrutas.
Sur, solté una fogofruta.
Sur, solté una fogofruta.
Este, donde llegué a la Gruta del Crepúsculo, en la cual cogí una moneda de oro y otra roca.
Este, donde cogí otras tres fogofrutas.
Este, solté una fogofruta.
Norte, solté una fogofruta.
Oeste, solté una fogofruta.
Norte, donde cogí una fogofruta.
Norte, solté una fogofruta y cogí una piedra.
Sur, donde cogí unas tres fogofrutas.
Este, solté una fogofruta.
Norte, solté una fogofruta.
Este, solté una fogofruta.
Sur, donde cogí sólo dos fogofrutas.
Este, solté una fogofruta.
Norte, donde llegué a la Gruta de las Esmeraldas, en la cual cogí dos esmeraldas.
Norte, solté una fogofruta.
Este, donde cogí dos fogofrutas.
Este, solté una fogofruta.
Norte, solté una fogofruta y cogí una roca.

Una vez cogidas las cinco rocas, la moneda de oro, las dos esmeraldas y teniendo el pergamino mágico; volví hacia la puerta siguiendo el camino inverso:

Sur, Oeste, Oeste, Sur, Sur, Oeste, Norte, Oeste, Sur, Oeste, Sur, Este, Sur, Oeste, Oeste, Oeste, Norte, Norte, Norte, Este, Norte, Norte, Oeste, Oeste, Oeste, Sur, Oeste, Sur, Sur, Oeste, Norte, Norte, Oeste, Sur, Oeste.

Regresé a la puerta cerrada, y pude las cinco rocas sobre un plato. Conseguí que la puerta se abriera de nuevo, y salí de la Gruta de la Serpiente. Fuera, seguí el camino Oeste, Norte, Norte, Oeste hasta llegar a un pozo. Una vez aquí, eché la moneda de oro en el pozo consiguiendo una Piedra Lunar. Volví a la Gruta de la Serpiente y, a partir de la puerta dentro de la gruta, seguí el camino Este, Norte, Este, Sur, Sur donde aquí cogí el Rubí, Zafiro, Topacio, tulipán y la rosa lavanda; Este, Norte, Norte, Este, Norte, Este, Este hasta llegar al Panteón del Claro de Luna. Aquí, coloqué la Piedra Lunar en el Altar de los Fuegos Fatuos. Estos, una vez iluminada la estancia, se me unieron a mí en un nuevo hechizo: Fuego Fatuo.

Usé mi nuevo hechizo y, una vez convertido en un Fuego Fatuo, seguí el camino Este, Este, Este, Este, Sur, Sur, Oeste, Sur, Oeste, Sur, Este, Este, Este, Sur, Este hasta llegar a un río subterráneo volcánico. Una vez aquí, como yo no era inflamable, usé el pergamino mágico de hielo y
congelé el Infierno. Ahora ya pude pasar al Norte, y coger una llave de hierro. Volví al Sur y me convertí de nuevo en un Fuego Fatuo, siguiendo el camino Oeste, Norte, Oeste, Oeste, Oeste, Oeste, Norte, Norte, Norte, Norte, Oeste, Oeste, Oeste, Oeste, Oeste, Sur, Oeste, Norte, Norte atravesando la Sima de la Caída Perpetua y Este hasta salir de la maldita cueva.

Fuera, encontré una manzana que cogí. Fui dos veces al Este y, al parecer, mi chiste no hizo gracia a un árbol cercano que, con ayuda de su rama, me dejó inconsciente. Volví en sí en el laboratorio de Zanthia, quien me había recogido en el bosque. Tras una animada conversación, Zanthia me comunicó que, para vencer a Malcolm (además de salir vivo de tal aventura) debía obtener todas las gemas de mi Amuleto, que yo era un príncipe, y que debía ir a la Fuente Encantada a por agua mágica. Por lo tanto, solté mis dos esmeraldas en casa de Zanthia y cogí un frasco vacío. Me encaminé hacia el Oeste tres veces y encontré la fuente, además de a Malcolm. Éste, para fastidiarme aún más en mi misión, rompió la fuente y escondió una de las lámparas. Yo, casi desolado, salí en busca de la lámpara y fui hacia el Oeste, Oeste, Sur, Sur, Oeste, Norte, Norte hasta que vi unas ramas en llamas. Las neutralicé con mi pergamino mágico de hielo y conseguí la dichosa lámpara, con la que reparé la fuente. Llené mi frasco vacío con el agua mágica y bebí consiguiendo un nuevo hechizo: Neutralizar Magia. Luego, volví a llenar el frasco vacío y se lo llevé a Zanthia.

Zanthia me habló de que yo era El Príncipe de Kyrandia, hijo del Rey Guillermo y la Reina Catalina a quienes Malcolm, el malvado bufón, había asesinado llevándose la Kyragema; y aunque le encerraron logró fugarse. La cura de la Kyragema era difícil, pues los atributos habían desaparecido y Malcolm tenía la Corona Real. Además, yo era el único que podía curar a la Kyragema, pues el pacto requería sangre real. Yo, queriendo venganza sobre Malcolm, fui en busca de los arándanos que me pidió Zanthia. Así que, desde la Fuente Encantada, tomé la dirección Oeste, Oeste, Sur, Sur, Oeste, Norte, Oeste, Oeste, Oeste, Norte hasta los arándanos. Sólo cogí uno y se lo llevé a Zanthia. Pero Zanthia no estaba, y me fijé en que una alfombra estaba levantada. Ocultaba una puerta secreta por la que accedí a otro bosque, en el cual seguí la dirección Norte, Norte, Este, Este, Este, Norte hasta el Altar de los Pegasos, donde cogí una orquídea. Volví al laboratorio de Zanthia para preparar mis pociones que eran:

Rubí (Rojo) + Orquídea (Roja) = Poción Roja (cogí dos frascos de esta poción).
Zafiro (Azul) + Arándanos (Azules) = Poción Azul
Topacio (Amarillo) + Tulipán (Amarillo) = Poción Amarilla

Volví a meterme por la puerta secreta, siguiendo el camino Sur, Sur, Oeste, Sur, Sur, Este, Norte hasta los Cristales de la Alquimia. Aquí, puse la Poción Azul y la Poción Roja para lograr la Poción Púrpura; y la Poción Amarilla con la otra Poción Roja para lograr la Poción Naranja. Volví al laboratorio de Zanthia y seguí el camino Oeste, Oeste, Oeste, Sur, Oeste hasta dar con el Cáliz Real. Usé mi hechizo de Neutralizar Magia, pero cuando cayó el Cáliz Real un fauno se lo llevó. Le seguí hasta su casa, pero no respondió a la puerta. Me tomé la Poción Púrpura para volverme pequeño y entré en su vivienda. Negocié con el fauno y descubrí algo que no tenía: una jugosa manzana. Se la di y me dijo la localización del Cáliz. Salí de su casa, cogí el Cáliz y me interné por la puerta secreta en el laboratorio de Zanthia.

Tomé el camino hacia el Altar de los Pegasos. Con la llave de hierro, el Cáliz Real y la rosa lavanda me tomé la Poción Naranja. Nunca había visto nada igual, mi transformación en Pegaso fue increíble y me fui hasta el Castillo de Kyrandia. Pero algo había cambiado en aquella isla, todo era sombrío, oscuro y tenebroso. Me daba pavor, así que atravesé el barranco hasta encontrar una tumba. Era la tumba de mis padres. Como buen hijo, puse la rosa de lavanda en la lápida y, increíblemente, apareció el espíritu de mi madre.

El espíritu de mi madre me dio las instrucciones a seguir: encontrar la Kyragema y recobrar el trono. Ella, además, me entregó el poder de la Invisibilidad, el último hechizo de mi Amuleto. Tras esto, me encaminé al castillo, donde usé mi hechizo de Invisibilidad y abrí la puerta con la llave de hierro. Entré dentro del castillo, donde acabó mi hechizo y me hice visible. Mis impresiones sobre el castillo quedaron sobresaltadas por culpa de Malcolm y, a pesar de mi odio, que le hubiera arrancado los ojos, seguí los consejos de mi madre. Malcolm me comunicó que Herman andaba por ahí con mi serrucho. «¡Vaya, por lo menos un amigo!», pensé al principio.

Tomé el camino Este, Norte, Oeste hasta la Gran Sala. Una vez aquí, entré por la segunda puerta a la derecha, y fui al Este. Encontré la cocina, donde me hice con un atizador, que resultó ser el Cetro Real. Volví a la Gran Sala y entré por la segunda puerta a la izquierda hasta la biblioteca. Aquí, saqué un poco los libros con las letras
A, B, R, I, R haciendo a una sala secreta donde encontré la Corona Real. Ya tenía los tres objetos reales.

Regresé a la Entrada del Castillo y subí las escaleras, para después seguir el camino Oeste, Norte, Oeste donde apareció Herman con ganas de devolverme el serrucho, de devolverme el serrucho clavado en mi costado. Usé mi hechizo de Curación en Herman que se quedó dormido, y pude irme al Oeste. En el Dormitorio, toqué la siguiente melodía en las campanas: do, fa, mi, re (ó las campanas de color verde, blanco, dorada, azul). El cuadro, posiblemente de mi abuelo, se levantó dejando al descubierto una llave que adquirí. Bajé las escaleras hasta la Gran Sala y entré en la biblioteca. Toqué la cara de la chimenea y me llevó a las mazmorras. Seguí el camino Oeste, Norte, Norte, Oeste, Oeste, Oeste, Norte, Este hasta llegar a un hechizo mágico verde que me impedía la entrada. Usé mi hechizo para neutralizar magia y fui hacia el Norte, Oeste hasta encontrar una baldosa suelta que levanté, descubriendo otra llave. Regresé a la Gran Sala y usé las dos llaves de oro en la gran puerta del fondo, hasta que se abrió y penetré en ella.

Probando, llegué a la conclusión de que la combinación correcta era el Cáliz Real a la derecha, el Cetro Real a la izquierda y la Corona Real en el centro. La puerta hacia la Kyragema se abrió, pero apareció de nuevo Malcolm. No pude soportar más mi cólera y, cuando terminó de encendérmela el viejo bufón, le partí la cara. Entré en la sala de la Kyragema y me puse enfrente de un espejo. Cuando vi que llegaba Malcolm, usé mi hechizo de invisibilidad. El bufón usó su hechizo de convertir en piedra, que rebotó en el espejo y le dio a él.

La Kyragema se curó inmediatamente después de la caída de Malcolm, mi abuelo Kallak recuperó su forma inicial y yo volví a ser feliz, y durante unos instantes recordé el rostro de mis padres.