Introducción
Tras su primera aventura, Max Payne dejó la DEA y volvió al departamento de policía de Nueva York como detective de homicidios.
Una noche, mientras patrulla, capta un aviso sobre un tiroteo en un almacén, un almacén que sabe que pertenece a Vladimir Lem, el traficante de armas que conoció hace poco. Como no podía ser de otra manera, Max va hacia allí y...
PARTE I
Prólogo
Cuando por fin desperté en el hospital los fantasmas de mi pasado comenzaron a atormentarme de nuevo. Voces que carecían de sentido alguno y que se repetían una y otra vez como el traqueteo de una locomotora en mi cabeza.
Sacando fuerzas de flaqueza, me dispuse a salir de esa habitación, no sin antes recoger los analgésicos que tenía en el armario. Cada habitación que pasaba era como una prueba más que tenía que superar para salir de esa pesadilla.
Encontré el cadáver de un vigilante en un quirófano adyacente y usé su pistola para acabar con la vida del comando que apareció por la puerta en ese preciso instante. Conseguía arrastrarme hasta la siguiente puerta y fui a la derecha, hacia los ascensores.
Necesitaba escapar de allí, pero en el piso inferior las cosas se iban a poner peor de lo que ya estaban. Mientras Jim Bravura intentaba cerrarme el paso preguntándome qué había pasado hacía unas horas, una lluvia de balas de 9 mm lanzó al comisario contra la pared.
Otro de los comandos que iban detrás de mi intentó matarme con su Ingram y Bravura, cuyas últimas palabras seguramente no fueron todo lo profundas que hubiese querido, recibió las balas por mí. Cubriéndome como pude, esperé una oportunidad para salir y acabar con él, pero uno de los disparos fue a parar a una bombona de oxígeno, que salió disparada contra el otro ascensor provocando una tremenda explosión.
Caí al vacío y perdí mis armas. Asustado y solo ante el peligro, había ido a parar justo enfrente de la sala de autopsias, donde el cadáver de la detective Winterson yacía sobre la mesa de operaciones. Yo la maté.
En contra de lo que pudiera parecer, esto no era el comienzo de mi historia. El hospital era solo una parte del escabroso puzzle que formaban los oscuros días en los que vivía...
Capítulo I
Todo comenzó como cualquier otra novela negra, en una fría y lluviosa noche y con lo que parecía un servicio rutinario. Se habían oído disparos en un almacén cercano. Sin embargo, un frío escalofrío recorrió mi espalda cuando descubrí que el almacén del cual provenía el posible tiroteo me resultaba tristemente familiar. Vladimir Lem, el traficante de armas con quien ya traté en el pasado, era el dueño del local.
Pero no era el momento de pensar en ello. Todo indicaba que había alguien allí dentro con una rehén, y tras pedir apoyo a la central me dirigí hacia el interior del edificio. Estaba demasiado tenso, tanto que hasta un simple televisor disparó mis niveles de adrenalina. Un poco más adelante se abrió una puerta y un hombre con el uniforme de la compañía de limpieza Squeaky apareció.
Se le veía demasiado jovial para la posible situación con rehenes que se cocía allí arriba, así que le pedí que me llevase hasta allí sin fiarme ni un pelo de él. Cuando me abrió la siguiente puerta y pasé a la siguiente nave del almacén, el limpiador había preparado una emboscada junto a otro compañero suyo.
Ambos cayeron bajo el fuego de mi Beretta. Me apresuré a pasar la siguiente puerta. Más disparos, y otros 2 limpiadores más que neutralicé sin problemas. Esto se ponía interesante por momentos...
Proseguí hacia la siguiente puerta y subí por las escaleras. Aquello parecía un depósito de armas, pero estaba vacío. Llegué a una estancia en la que había un teléfono con un mensaje pendiente por escuchar, un mensaje con una voz que me resultó muy familiar...
También pude encontrar algo de munición en los armarios. En la siguiente sala encontré más munición y analgésicos, y parecía que había llegado al origen de los disparos. Dos hombres retenían a una mujer y planeaban ejecutarla. Mis intentos por salvarla fueron en vano. Una vez más, todo comenzaba con el asesinato de una mujer...
Tras liquidar a los 2 asesinos quise salir de allí cuánto antes. Más limpiadores llegaron como refuerzos. Para salir seguí hacia la derecha, por la puerta que antes estaba cerrada. Me abrí paso entre el fuego enemigo hasta llegar a las puertas de un ascensor.
Allí me encontré con la persona que menos esperaba ver: Mona Sax. Aquella mujer a la que creía muerta parecía haber resurgido de la nada, como un fénix, para esfumarse de nuevo tras las puertas del ascensor. Bajé al nivel inferior buscándola mientras sobrevivía a las emboscadas de los limpiadores.
Por suerte, la caballería ya estaba allí fuera. Perseguí a los limpiadores que quedaban, pero unos pocos consiguieron escapar. Winterson llegó en ese mismo instante. Mona se había esfumado por completo.
Capítulo II
Ya en comisaría me asignaron este escabroso caso que no parecía tener ni pies ni cabeza. Muchos cabos sueltos y nada en claro. Además, Mona lo complicaba aún más al resultar ser la sospechosa del nuevo caso asignado a Winterson: el asesinato del senador Sebastian Gate.
Supuse que la mejor forma de organizar mis ideas sería hablar directamente con Vladimir Lem, que ahora tenía un restaurante en lo que antiguamente era el Ragnarock, el antro en el que conocí a Mona.
No podía haber llegado allí en un momento más oportuno. Se oían disparos desde el interior y Vlad me pedía ayuda a gritos desde la entrada, pero la puerta estaba cerrada. Conseguí entrar por un lateral.
Dentro parecía haber una lucha entre los hombres de Vlad y alguna otra banda de mafiosos. Subí hasta su despacho y usé la megafonía para decirle que se callase. Ese capullo era capaz de arriesgar su vida para demostrar lo valiente y sarcástico que podía ser en todo tipo de situaciones.
Cogí los analgésicos de un armario, escuché la conversación que tenía con su novia por teléfono (quizás una entre muchas) y proseguí subiendo las escaleras. Arriba me esperaba un amigo suyo. Tenía pinta de pringado y había visto demasiadas películas del oeste, pero su ayuda y la de su kalashnikov eran más que bienvenidas en ese momento.
Llegamos a un depósito de armas en la planta superior donde pude reabastecerme de munición y un par de analgésicos. Siguiendo el camino que Mike indicaba, subimos unas escaleras. Presentí que el tiroteo que se avecinaba tras esa puerta iba a ser colosal. No me equivocaba.
Tras acribillar a los mafiosos bajé al nivel inferior y traspasé la puerta. Llegué a la parte trasera del escenario, donde varios mafiosos nos esperaban. Mike fue demasiado temerario y una bala le alcanzó, acabando con su vida.
Yo no podía pararme, tenía que seguir. Baje por las escaleras hasta una puerta que había más abajo. Entrando y a la derecha me esperaban más mafiosos. Tras liquidarlos pude recoger munición de todo tipo en la habitación. Había una puerta que conducía a una de las salas principales del recinto.
Primero me encargué del tipo que estaba cerca de la puerta, y luego usé algún que otro cóctel molotov y unas cuantas descargas de kalashnikov para acabar con los que estaban abajo. La siguiente sala me deparaba una lucha todavía más feroz.
Mientras oía hablar a Vlad con un tal Vinnie me preguntaba si no sería ese el gánster que ya conocí en mi anterior pesadilla. Pero el pensamiento fue tan intenso como fugaz, ya que enseguida me vi atacado desde todos lados.
Me concentré y pude eliminar uno por uno a los enemigos. Pero venían más desde el piso superior, así que tuve que irme cubriendo detrás de las cajas y hasta en el cuarto que había al fondo para poder hacer frente a tal cantidad de secuaces de Vinnie.
Cuando todos yacían muertos y desperdigados, volví a escuchar la voz del jefe de los mafiosos. Efectivamente, era Vinnie Gognitti, aquel cerdo a quien dejé desangrándose tras obtener lo que quería de él. Parece que aquella noche no tuvo tanta mala suerte como cabía esperar...
En cualquier caso, Vlad seguía necesitando mi ayuda. Oí a Vinnie dando órdenes a sus hombres para matarme, así que recargué mis armas y me dispuse a liquidarles yo primero. No supusieron ningún problema para mí ni para mis Ingram cuando irrumpieron por la puerta. Seguí adelante hasta llegar a la entrada.
Vinnie estaba solo y era un gallina, así que hizo lo cualquiera hubiese imaginado: huir. Al menos Vlad estaba a salvo, y me contó que Gognitti estaba eliminando a todo aquel que veía como competencia. Lejos de resolverse, mi caso parecía complicarse por momentos, mientras los malos recuerdos de mi pasado se paseaban ante mí impunemente a cada paso que daba.
Capítulo III
Volví a casa esperando poder conciliar el sueño. Casi no había dormido en los últimos días. Llegado el punto en el que tanto despierto como dormido me veía asaltado por pesadillas, el descanso nocturno dejaba de tener sentido.
Aun así pude conciliar el sueño tumbado en el sofá de mi apartamento, un piso desordenado debido a la falta de atención que le prestaba, como a tantas otras cosas. Creí despertar justo en el momento en el que alguien llamaba a la puerta.
Salí al pasillo y corrí en dirección a la luz hasta llegar a la morgue del hospital. Uno de los contenedores albergaba el cuerpo de Mona. No, no estaba muerta. La podía ver sobre la mesa de autopsias, sentada, pero no me hacía caso...
Corrí hacia el teléfono que sonaba buscando una respuesta, pero no la obtuve. Me buscaba la policía. ¿Por qué? No lo sabía. Corrí hacia Bravura y sus hombres entre las balas, aunque no notaba el dolor. Me vi entonces en una sala de interrogatorios, acosado por Bravura y Winterson. Sin saber por qué, cogí la pistola de la mesa y acabé con sus vidas. Entonces desperté.
Capítulo IV
Alguien llamaba a la puerta. Mona estaba allí, aunque dudaba si había venido a despertarme de mi pesadilla o a meterme en otra peor. El resultado fue el peor que cabía esperar: un francotirador intentó alcanzarme desde el edificio de enfrente.
Mona salió disparada de mi apartamento. Yo cogí mi arma y los analgésicos que siempre tenía a mano y salí del apartamento en su búsqueda y en la de quien fuese que intentase matarnos.
Al salir del apartamento vi que algunos limpiadores habían venido a por mí. Sin embargo, Mona ya se había encargado de ellos. Traté de seguirla, pero la puerta quedó atrancada. Vi una puerta abierta al final del pasillo y oí disparos.
No había peligro, un limpiador había intentado entrar en casa de mi vecina, que lo despachó con un tiro de su escopeta. Fue muy amable al ofrecerme otra igual, tras lo cual le aconsejé cerrar la puerta y quedarse en casa. La única salida que me quedaba era la ventana abierta que estaba justo enfrente.
Cuando salí no tuve mejor suerte: una camioneta con más enemigos irrumpió en el patio. Les ignoré, centrándome en saltar al otro lado de la cornisa para poder seguir mi camino a través de la casa de un abuelo que ni se enteró de mi paso por la zona. Quién sabe, quizás si le hubiese apagado el televisor se habría despertado...
La ventana abierta conducía a otro pasillo en el que había más enemigos. Tras eliminarlos me dirigí hacia el otro extremo del pasillo contiguo, donde una mujer que iba más salida que un balcón abrió la puerta dejándome vía libre para seguir mi camino hasta el piso del francotirador.
Desde su ventana pude neutralizar a los secuaces que habían llegado en furgoneta al patio y salir por la cornisa. A la izquierda había un andamio, y trepando por él pude llegar al piso del hombre que había intentado matarme.
Estaba repleto de material de vigilancia. Me habían estado observando desde quien sabe cuando: semanas, incluso meses. Fotos de mi apartamento, planos de mi casa y hasta mis llamadas al 906 grabadas.
Mis paranoias empezaban a tener sólidos fundamentos en los que basarse. Pude observar a través de la cámara que apuntaba a mi ventana como unos limpiadores intentaban poner una trampa en mi piso. No me gustaba cómo hacían su trabajo...
Salí al corredor y me abrí paso hasta las escaleras, donde varios enemigos me esperaban. Iban armados con granadas, así que no era para tomárselo a broma. Sin embargo, conseguí pasar y llegué al último piso.
Mona debía haber pasado por esa puerta protegida por un código, pero yo aun tendría que perder más tiempo buscándolo. Me metí en el ascensor sin pensarlo 2 veces y me dirigí hacia la planta baja. Allí 3 limpiadores perseguían a un mendigo borracho que hablaba como un republicano.
Los eliminé y acto seguido fui por el pasillo hacia el sótano. Allí había un limpiador, pero no pertenecía a la banda que me perseguía. Me dio el código para la puerta: 667. El número de la bestia, que decía él. Imbécil...
Le dije al chico que se quedase allí y yo me dirigí de nuevo al ascensor. Introduje el código y por fin pude pasar. Cuando entré se abrió la puerta de un apartamento y 3 enemigos salieron. Les acribillé y entré en el interior del piso.
En el cuarto de baño y en el armario de la entrada había unos cuantos analgésicos, y en los armarios del interior, donde yacía el cadáver de la propietaria del inmueble, encontré algo de munición.
Salí por la ventana y me dispuse a saltar de cornisa en cornisa hasta encontrar otra ventana abierta por la que poder salir. Mi piso estaba cerca, y ya se podía oler el humo del incendio que había provocado la explosión.
Capítulo V
Estaba claro que tenía que salir de allí cuánto antes. Mona ya lo debía haber conseguido seguramente. Salí corriendo hacia la puerta que tenía enfrente, hacia las escaleras, y tras matar a los limpiadores bajé hasta encontrar una puerta atrancada.
Cuando entré me encontré de nuevo con el borracho de antes con una pistola en la mano. Había un rastro de cadáveres a su espalda, y dudé de si habría sido obra Mona o este tipo. Fuera como fuese, y como a cualquier otro borracho, me convenía seguirle la corriente y dejarle hacer. Además, no me vendría mal una pistola extra.
Seguí bajando hasta la planta baja, donde una chica vestida con un top y una falda que parecía un cinturón también intentaba salir a la calle, pero los limpiadores habían bloqueado la puerta. Me dijo que podría salir a través de una ventana del tercer piso, si antes conseguía sofocar las llamas.
Sin dejarme tiempo a decir nada se sacó una pistola y se unió a mí. Supongo que mis paranoias tienen más sentido sabiendo que vivía en un bloque de edificios lleno de personas mejor armadas que las guerrillas colombianas.
Lo primordial ahora era cerrar la llave del gas, que estaba en el sótano. El camino hasta esa zona estaba algo vigilado, y no me supuso ningún problema para avanzar. Cerré la llave y rebusqué en los armarios en busca de munición y analgésicos.
Luego volví a las escaleras y subí hasta el tercer piso, donde había encontrado antes a mi aliado con aliento de whisky. Con las llamas casi sofocadas pude salir por la ventana y abrirme paso hacia el andamio.
En el patio había más limpiadores, la chica y el borracho me cubrían el avance. Cuando llegué al andamio que había al otro lado, trepé por él hasta el último nivel. Desde allí pude usar el rifle de francotirador contra los limpiadores y saltar al andamio contiguo y caí hasta el nivel inferior.
No era la mejor forma de llegar abajo, pero al menos ya lo había conseguido. En ese preciso instante una furgoneta irrumpió en el patio trayendo a un nutrido grupo de limpiadores. Me concentré todo lo que pude, me equipé con mi kalashnikov y no tuvieron tiempo de disparar ni una sola bala cuando se abrieron las puertas de la furgoneta. Por fin había acabado esa pesadilla.
Capítulo VI
Bravura no estaba contento conmigo. Era normal, después de todo lo que había pasado últimamente, y tampoco era la persona adecuada a la que pedirle muestras de afecto y comprensión.
Sin embargo, charlar con Mona seguramente me aliviaría y hasta podría atar cabos escuchando lo que tenía que contarme cuando la interrumpieron en mi piso. Tenía su número. La llamé y me dio la dirección de su casa, una especie de pasaje del terror ya abandonado.
El camino hasta el piso de Mona era fácil, simplemente había que seguir en línea recta todo el recorrido, no tenía pérdida. Finalmente pude llegar a una zona detrás de bastidores y a unas escaleras que conducían a una pasarela en el piso superior.
La puerta de Mona estaba cerrada, así que entré por la otra, que llevaba a un patio interior. Sin embargo, a la derecha estaba su ventana, abierta, y solo tuve que saltar por ella para acceder al piso de Mona.
La oí cantar en el cuarto de baño y fui hacia allí sin pensármelo, no sin antes tomarle prestados sus analgésicos y subfusiles que tenía por allí desperdigados. Cuando entré ella no parecía sorprendida de verme ni mostraba ningún tipo de emoción que no fuese la indiferencia.
Yo, en cambio y aunque no lo mostrara, me alegraba de verla, aunque también tenía una pistola...
Capítulo VII
Después de hablar con Mona me dirigí hacia un bloque de apartamentos por indicación suya. Allí quizás encontraría más piezas del macabro puzzle que debía completar. Al llegar, los limpiadores ya habían dejado un rastro de sangre y muerte a su paso.
Le dije a Mona que se quedase abajo controlando la situación desde el puesto de vigilancia. No quería meterla en más líos, ni que me metiese en ninguno a mí. Subí al ascensor. Cuando se detuvo, Mona empezó a indicarme el número y la localización de los grupos de limpiadores. Había 2 a la izquierda. Tras despacharlos comprobé que la puerta que vigilaban estaba cerrada, así que tuve que volver sobre mis pasos para probar una puerta contigua.
Esta vez sí que pude entrar en el piso en el que 2 limpiadores estaban haciendo su trabajo después de haber liquidado a un hombre, que encontré tirado en la bañera, desangrándose. No era él el tipo al que buscábamos, aunque también pertenecía al Círculo. Salí por el balcón y a través de él pude llegar al piso cuya puerta estaba cerrada.
Exploré la planta baja pero no encontré nada. Mona me instó a inspeccionar el piso de arriba. Y allí estaba un grupo de nuestros amigos. Acto seguido pude comprobar que Korkrim ya estaba muerto.
Habíamos llegado tarde y ahora teníamos que salir de allí a toda prisa. Mona me indicó que más enemigos se aproximaban por el lobby hacia el piso. Seguí hasta meterme en otro piso con la puerta abierta. AL bajar, 2 limpiadores estaban distraídos tocando el piano. Sentí mucho interrumpir su sonata con sendos disparos de mi Beretta. Otro limpiador más irrumpió en la sala pero no tenía nada que hacer contra mí.
Salí al balcón para poder saltar al piso inferior. Antes liquidé a 2 limpiadores que estaban demasiado distraídos hablando para percatarse de mi presencia. La habitación que había a continuación estaba repleta de enemigos.
Decidí atraerlos hacia mí abriendo la puerta y disparando a uno de ellos. Luego solo tuve que esperar a que saliesen de uno en uno por la puerta, como patitos en fila detrás de su madre. Una vez aniquilados pude salir a otro lobby, donde los limpiadores estaban silenciando a otro hombre.
Entré por la puerta de la que había salido el infortunado miembro del Círculo y bajé las escaleras. Nada aquí. Vi a otro limpiador y decidí entrar en el piso que custodiaba. Más tíos dentro, y una sorpresa inesperada al ver que Mona tenía problemas. Salí por la ventana y bajé con el andamio hasta poder moverme por la estructura, teniendo cuidado de no ser alcanzado por una de las granadas que alguien me estaba lanzando.
Finalmente vi una ventana abierta y entré en el apartamento. Debía buscar una forma de salir de ahí, y rápido. Las cosas no iban nada bien. Saliendo al lobby encontré más limpiadores en la primera parte y más en la segunda.
Cuando acabé con todos, el tal Kauffman salió del ascensor junto con otros secuaces. Enseguida cayeron bajo el fuego de mi kalashnikov, así como los otros 3 secuaces que irrumpieron acto seguido desde un apartamento, y el rezagado que subió con el otro ascensor.
Usé el ascensor para bajar hasta el puesto de vigilancia. La policía en pleno ya estaba allí. Mona estaba detenida, y yo me vi sumido en un pozo negro del que no tenía ni idea de cómo salir.
PARTE II
Prólogo
Tras hablar con Bravura y mostrarle mi opinión sobre su decisión de trasladarme a oficinas tirando a suelo su estúpido bonsái, me dirigí a mi mesa a escribir mi informe. El teléfono de Winterson sonó, pero nadie respondió cuando lo cogí.
El oficial que allí había dijo que mejor sería ir a buscarla a la sala de interrogatorios. Allí presencié como un testigo delataba a Mona. Hablé con él para sacar algo más de información.
Cuando salí de allí, vi como Winterson le hablaba de mí a alguien, y se puso hecha una furia cuando la acusé de estar filtrando información. Todo esto se tornaba demasiado extraño y oscuro para mí.
Tratando de buscar una respuesta, bajé hacia las celdas para hablar con Mona. El guardia me dijo que estaba al final del pasillo. Le dejé fantaseando con sus turbios pensamientos hacia la mujer que iba a ver. Antes me encontré de nuevo con el borracho que me ayudó en mi bloque de apartamentos, detenido por quien sabe qué delito, y que ahora traía de cabeza al celador.
Finalmente llegué a la celda de Mona. Ésta me dijo que tenía que sacarla de allí, que la iban a matar, y que si no la creía debería llamar a mi viejo amigo Alfred Woden para que me lo corroborase. Así lo hice, y fui a la sala contigua para llamar.
No estaba en casa, así que le dejé un mensaje. Acto seguido las cosas se empezaron a poner feas. Una bomba explotó en el exterior y todos los policías subieron para comprobar qué pasaba. Yo cogí un par de Berettas del armario y me dispuse a ir tras Mona, que consiguió escapar por los pelos.
Al traspasar la puerta me esperaban 3 limpiadores. Intenté seguir a Mona a través de la puerta del fondo del pasillo. Al otro lado me estaba esperando otro grupo de 3 enemigos, y una vez acabé con ellos llegó una furgoneta con 3 más. Una vez muertos subí por la rampa. Justo en ese momento llegó Vlad.
Capítulo I
Demasiadas coincidencias. Vlad siempre aparecía en el momento más oportuno, como si de mi ángel de la guarda se tratase. Le pedí que me llevase hasta Coney Island para intentar encontrar a Mona.
Durante el viaje tuvimos una conversación de la que no saqué nada en claro, salvo que más le valía no ponerle la mano encima a Mona. Al llegar no me costó mucho encontrar a la mujer que buscaba. Entré en el pasaje del terror con ella y, como dos animales en celo, dimos rienda suelta a nuestros instintos más elementales.
Odio que me interrumpan, y menos en un momento así, pero unos disparos que provenían de la entrada nos obligaron a salir corriendo hacia su casa para intentar detenerlos desde allí. Sin embargo, yo no pude llegar y caí por la pasarela.
Tras deshacerme de los 2 limpiadores que nos perseguían, di media vuelta y avancé hasta las escaleras, donde 2 tipos más me esperaban. Antes de subir al nivel superior entré por la puerta de en medio para reabastecerme de analgésicos, y de paso eliminar algún que otro enemigo a través de la ventana dándoles previamente un pequeño susto con la palanca. Ahora sí, subí hasta el último piso.
Abrí la puerta y lancé una granada a los limpiadores de abajo. Seguí por la pared hasta llegar a una abertura al otro lado. Oí voces en el nivel inferior y usé la palanca para librarme de los 2 tipos de abajo. La puerta por la que tenía que pasar entonces estaba bastante vigilada por el otro lado.
Sin embargo, un poco de concentración y mi kalashnikov fueron suficientes para salir del paso. Bajé por las escaleras y salí a la habitación en la que yacían los cuerpos de los 2 limpiadores que había eliminado antes.
No seguí el recorrido del pasaje, en su lugar fui por el otro pasillo hasta llegar a una puerta. Al abrirla vi como Mona disparaba con un Dragunov a los limpiadores. La ayudé y luego seguí por la puerta que se abrió.
Me abrí paso a disparos hasta otra zona del pasaje, donde Mona me dio cobertura con su Ingram. Pasé por otra zona detrás de bastidores para llegar a un área en la que había un gran tubo y muchos limpiadores.
Pude eliminarlos a todos con unas cuantas ráfagas de kalashnikov mientras me cubría. Corrí hacia el otro extremo de la estancia y un limpiador apareció por la puerta con una escopeta. Afortunadamente mis reflejos fueron rápidos como un rayo y le abatí antes de que pudiese disparar.
Ya estaba en la puerta, y una vez más las furgonetas de Squeaky escapaban. Sin embargo, esta vez la suerte estaba de mi parte y conseguí subirme en una de ellas. Así sabría cuál era su escondite.
Capítulo II
En cuanto me di cuenta de dónde estábamos, llamé por radio a Mona para comunicarle mi situación y que se pusiese en marcha hasta allí. El vehículo se detuvo, al fin, y el conductor de la furgoneta cayó nada más abrir la puerta trasera.
Recogí las armas que había dentro y me dirigí a la salida del aparcamiento. Otros 2 hombres bajaban por las escaleras preguntándose qué carga debería llevar su ahora difunto compañero.
Mis balas les dieron la respuesta, y yo seguí hasta el siguiente piso. Había cajas rojas repletas de explosivos, y parecía que no eran las únicas que me iba a encontrar en todo el edificio. Debía tener cuidado.
Atravesé la puerta que quedaba a mano izquierda y continué hasta el fondo de la estancia, despachando a los limpiadores que encontré saliendo por la pasarela del piso superior.
Subí por las escaleras y entré por la puerta de la que ellos habían salido. Más explosivos allí dentro, pero esta vez me podrían ser útiles. Disparé a uno de ellos y se desencadenó una serie de explosiones que me dejaron vía libre para proseguir.
Bajé por el hueco del ascensor y desde allí abajo pude salir a una zona exterior. Tras despejar el patio de enemigos, me introduje en la caseta para recoger nuevas armas, munición y analgésicos.
Luego atravesé la puerta de la que habían salido aquellos 2 limpiadores y seguí todo recto hasta llegar a una puerta doble. Oí voces al otro lado y esperé a que saliesen para tenderles una emboscada. Luego seguí por el pasillo de la izquierda.
Había varios enemigos allí. Una vez neutralizados me dispuse a examinar las habitaciones en busca de cualquier cosa que me sirviese, como los preciados analgésicos (esa migraña me estaba matando).
Salí por la puerta doble del otro extremo y subí más escaleras. Nada en el primer piso. Seguí subiendo y en el segundo ya había alguien esperándome. Fui a la caza de los limpiadores por el lado izquierdo. Al llegar al agujero pasé al lado derecho a través de la habitación y pude llegar al otro extremo, a otra puerta doble, que también estaba bien vigilada y cerrada.
Por las voces que oí al otro lado deduje que me querían tender una emboscada. Cargué mis armas y di un rodeo por la puerta de la izquierda. Me concentré y abrí la puerta disparando a todo el que veía. Lancé granadas para despejar la zona e intentar hacer detonar los explosivos que había dentro.
Cuando todo había acabado tuve que aguantar bien el equilibrio por el suelo medio derruido para poder pasar por la puerta y subir más escaleras. Llegué a un depósito de armas suficiente como para armas un ejército. Tomé algunas MP5 prestadas y salí de allí por las escaleras ascendentes. Salí a otra pasarela y corrí entre las balas al otro extremo.
La puerta del ascensor estaba abierta y había una pila de cajas allí que usé para subir al piso superior. Y cuál fue mi sorpresa al ver salir del otro extremo a 3 tipos bien armados y con chalecos antibalas.
En el tiroteo resultante una bala perdida impactó en los explosivos, así que tuve que saltar a la plataforma de mi izquierda para poder llegar sano y salvo al otro lado. Más escaleras. Vi uniformes de Squeaky tirados por el suelo.
Así que esos comandos eran los mismos limpiadores... Subiendo encontré más resistencia. Finalmente pude ver que el hedor que cada vez se hacía más intenso provenía de una sala repleta de cadáveres metidos en bolsas y desparramados por toda la sala.
Capítulo III
No tuve mucho tiempo para contemplar aquella escena dantesca que parecía sacada de la más oscura de las novelas negras. Un grupo de comandos entró en la habitación y provocaron una gran explosión con sus disparos, que impactaron en los explosivos que también se apilaban.
La onda expansiva de la primera detonación me lanzó por los aires. Estaba aturdido y necesitaba salir de allí cuanto antes, y por eso respondí a Mona de aquella forma. Recogí los analgésicos que vi en un botiquín justo antes de salir y huí de allí por el único camino posible.
Cuando llegué enfrente de un suelo hundido solo pude entrar por la puerta de la derecha, y volver a salir al ver que un enemigo me esperaba y era lanzado por los aires a causa de una explosión. Pasé a través del boquete creado y disparé a los explosivos que había sobre una mesa para abrir una brecha en el muro y salir por ahí al exterior.
Rodeé la estructura semiderruida que se tenía en pie por los pelis para pasar al otro lado y seguí recto dejándome caer por los huecos y teniendo cuidado con los explosivos. Lo más sabio era quedarse quieto en cuanto veías que un grupo de cajas explotaban como una traca, una detrás de otra.
Finalmente me dejé caer por otro hueco en el que me esperaban 2 enemigos. Pasé por allí extremando las precauciones, ya que el techo se derrumbó por la parte izquierda, justo enfrente de la puerta, pasada la cual me esperaba otro tipo con su Ingram apuntando a mi posición.
Tras liquidarlo atravesé las llamas saltando por la mesa y llegué a una puerta doble. Allí me esperaban 3 enemigos, que pude liquidar fácilmente disparando primero al barril rojo para que explotase. En esa habitación se había hundido el suelo y esa era mi única salida, pero abajo tenía a todo un grupo de gente con cara de pocos amigos.
Así pues, lancé primero una granada, esperé a que detonasen todos los explosivos de abajo y entonces sí, salté al nivel inferior ocupándome de los supervivientes. Seguí bajando y al llegar a un pasillo los gritos de un limpiador quemándose vivo a la izquierda me dio a entender que esa no era la dirección que debía tomar.
Por la derecha llegué a una pared caída y pude pasar a través de ella. Una serie de explosiones convirtieron aquello en un infierno que me resultó demasiado familiar.
Pasé corriendo entre las llamas, saltando sobre las mesas, ignorando el mundo que se derrumbaba a mí alrededor. Finalmente vi una ventana a través de la que pude saltar y agarrarme a la estructura de un andamio. Pero una última explosión me lanzó al vacío.
Capítulo IV
Mona, por su parte, había venido a la zona para ayudarme, pero se infiltró por otro lado intentando llegar al tejado. Armada con su Dragunov, subió por la rampa de la izquierda y entró por la puerta del primer piso.
Luego llegó a otras escaleras y subió hasta ver un elevador, con el que pudo descender al nivel inferior, donde había un botiquín en el suelo.
Abrió la puerta negra y prosiguió por una zona llena de enemigos hasta llegar a una escalera, en la que esperaban más limpiadores. Subió hasta el último nivel y salió a otra zona en construcción llena de enemigos que esperaban escondidos en casi cada esquina.
Lo mejor era usar armas automáticas contra ellos y cubrirse todo lo posible con las cajas sin descuidar la espalda, ya que podrían salir de cualquier parte. Lo mismo pasó en la habitación siguiente.
Un poco más adelante se encontró a otro grupo ensayando su espectáculo drag queen, o algo así, que corrieron la misma suerte que sus otros compañeros. Desde allí solo había que seguir un poco más adelante y dejarse caer por un hueco. El camino había sido muy fácil de encontrar, pero realmente estaba muy bien defendido. ¿Por qué sería?
Capítulo V
Ese fue el momento exacto en el que Mona me mandó a tomar por saco cuando le dije que necesitaba allí a la policía. Cuando ella estaba unos metros más adelante, frente a una puerta, oyó la explosión y me preguntó qué pasaba.
Ella siguió adelante extremando las precauciones, ya que en la siguiente sala le esperaban unos cuantos enemigos abajo y otros en el nivel superior. Cuando dio buena cuenta de ellos siguió por la puerta cuando oyó otra explosión.
Luego pudo salir y verme caer desde el andamio. No resulté herido, pero estaba atrapado y los comandos que había al final del patio me habían visto. Mona eliminó al enemigo que salió por la puerta y disparó a los 3 enemigos que se me acercaban.
Eso fue suficiente para poderme deshacer de la tabla que me impedía levantar y pude echar a correr hacia el fondo. Mona, por su parte, seguía cubriéndome con su Dragunov desde la azotea.
Al llegar al final apareció un grupo de tiradores que me dejó atrapado y sin poder salir, a no ser que quisiese quedar como un colador. Mona tuvo que volver sobre sus pasos, enfrentándose a más comandos, para encontrar un punto desde el que neutralizar la amenaza.
Finalmente consiguió encontrar un saliente desde el que conseguir un buen disparo. Sin embargo, volví a quedarme atrapado y Mona tuvo que correr hasta el fondo del pasillo para encontrar otro punto desde el que disparar.
El camino estaba plagado de enemigos y cada segundo se me hacía eterno. Instaba a Mona para darse prisa, aunque sabía que por allí arriba las cosas estarían tan mal o peor que en el patio en el que yo me encontraba.
Finalmente consiguió llegar a la zona en la que se encontraba el francotirador, a unos metros por encima de donde salió. Ahora ya sí que podía avanzar. Ella dijo que se encontraría abajo conmigo, y que se iba a buscar una forma de llegar. No tardó en encontrarla a pocos metros de donde se encontraba.
Capítulo VI
Mona liquidó al limpiador que estaba buscándome por abajo. Vi como su cuerpo caía al vacío como una roca y como Mona ocupaba su antiguo lugar para encargarse de los comandos que tenía abajo y a la izquierda.
Entonces intenté abrir la primera puerta, pero no hubo suerte. Más comandos salieron de la misma zona, y una vez eliminados me dispuse a abrir la segunda. También estaba cerrada, y para pasar a la tercera Mona tendría que cambiar de posición para cubrirme, así que se dirigió por el único camino que podía tomar, y quizá por eso tan bien vigilado por comandos.
Cuando llegó a una zona en la que podía salir al exterior disparó al francotirador que me acosaba. Una vez me fui de allí, subió por la rampa hasta el nivel superior, no sin antes encargarse de los 2 comandos que la habían activado desde arriba.
Siguió hasta encontrar otra zona exterior y vio a un comando aproximándose por un puente. Usó su Dragunov para neutralizarlo y rápidamente cambió a su M4 para encargarse de los 3 que habían aparecido a sus espaldas.
Luego abrió la puerta, mató al comando que intentaba subir por el hueco y pasó por el puente. Al otro lado esperaban más comandos y un camino muy bien vigilado de bajada. Sin embargo no supuso ningún problema para ella y pudo llegar al nivel del suelo enseguida.
Allí esperaban otros grupos de comandos tanto en el suelo como en los niveles superiores. Un poco más adelante se oía a otra pareja hablar. Tras neutralizarlos pudo subir por un ascensor que estaba enfrente.
Cuando salió. Winterson ya estaba allí esperando. Demasiada casualidad, y demasiada ira hacia Mona. Temí que fuese a matarla allí mismo, y el intento de Mona por desenfundar su Desert Eagle no arregló mucho las cosas.
Estaba claro que Winterson iba a disparar y la decisión de impedirlo o dejarla hacer tenía que ser tomada en una décima de segundo. Un disparo de mi Beretta impidió que Winterson pudiese apretar el gatillo.
Dije a Mona que se fuese corriendo al oír llegar a la policía. Winterson no tuvo unas últimas palabras para mí. Sin embargo, se guardó sus últimas fuerzas para dispararme 2 veces por la espalda. Herido, caí al vacío y perdí el conocimiento.
PARTE III
Prólogo
Una vez más tuve que pasar por la prueba de fuego de mis pesadillas, esta vez con Mona como estrella invitada de este sórdido show paranoico en el que me veía envuelto. Recuerdo como me levanté de la cama y seguí a Mona por el pasillo.
Una imagen de mi yo desquiciado se repetía constantemente en un grupo de celdas. Oía a Mona al fondo, pero nunca llegaba a ella. De repente me vi de nuevo en la comisaría donde todo empezó. La televisión retransmitía el asesinato que había cometido.
Vi a Bravura escaleras arriba, y a Mona y Winterson encañonándose mutuamente en mi despacho. Cogí el teléfono de Winterson. Después, las balas que ambas me dispararon me despertaron al fin de aquella pesadilla.
Capítulo I
Bravura había muerto, y yo estaba desarmado y solo ante el peligro. Encerrado en una sala y con un comando fuera esperándome, poco podía hacer, Opté por abrir la puerta, derribarle y salir corriendo escaleras arriba hasta encontrar algo con lo que defenderme.
Pasé corriendo el quirófano y salí por la puerta doble hacia la entrada del área de administración. Pero no fui por ahí. Seguí adelante para poder esconderme en los cubículos de la oficina que allí había. Al fondo, en los armarios, encontré unos cuantos analgésicos que me ayudaron a mitigar un poco más el dolor.
Cuando creía que todo estaba perdido, un guardia de seguridad entró por la otra puerta y fue abatido por uno de los comandos. Esa era mi oportunidad. Corrí como pude hasta la pistola, me hice con ella y acabé con los 2 comandos de sendos tiros en la cabeza.
Recogí sus armas y salí de allí por la puerta por la que había entrado el vigilante. Por la siguiente puerta a la izquierda esperaban más comandos, que se estaban enfrentando con los de seguridad.
Les neutralicé, pero antes de seguir registré las taquillas en busca de munición. Seguí por el pasillo largo que había más adelante, con cuidado con los 2 comandos que había en la sala de la derecha y los que me esperaban más adelante al lado de la sala de gimnasia. Acto seguido pasé por la puerta hasta una sala de estar.
Tras la siguiente puerta esperaba un nutrido grupo de comandos a los que dejé ir saliendo para irlos eliminando más fácilmente, ya que entrar ahí sería un suicidio. Bajé las escaleras hasta el parking y maté a los últimos tipos que estaban allí. En aquel momento llegué a la conclusión de que este caso lo iba a tener que resolver yo solo... una vez más.
Capítulo II
Fui a hablar con Alfred Woden en busca de respuestas. Lo que me dijo era exactamente lo que me imaginaba. Los comandos eran los hombres de Vlad, y pretendía hacerse con el poder del círculo, eliminando a todos los que se le resistiesen. Gognitti era uno de ellos, por supuesto. Decidí entonces que sería conveniente hacer una visita a Vlad en su propia casa.
Los hombres de la entrada intentaron decirme por las buenas que el local estaba cerrado. Yo no estaba para tonterías, así que les despaché rápidamente con mi MP5 y luego me dispuse a recoger todas las armas y munición que había en la habitación contigua, detrás de la barra. Al salir me dirigí a la puerta de enfrente y me enfrenté con otros secuaces de Vlad.
Al fondo de la cocina había otra puerta que llevaba a una sala principal con otro grupo de enemigos esperándome. No duraron mucho frente a mí, y yo pude proseguir por las escaleras. Me encontré frente a 2 puertas dobles que conducían al mismo sitio: la zona elevada de la entrada principal.
Pasado esto, otra puerta con 2 enemigos que no tenían mucha idea de cómo hacerme una emboscada y que cayeron fácilmente. En la siguiente habitación me prepararon un muñeco rodeado de explosivos para que explotase al dispararle. Muy ingenioso, pero no mordí el anzuelo. Me fui al otro lado de la habitación y entonces sí le disparé para poder cubrirme de la explosión, que fue de tal magnitud que abrió un boquete en la pared.
Al otro lado me esperaban los hombres de Vlad, pero no supusieron un gran problema, aunque tuve que afinar mi puntería para acertar al que estaba al otro lado de las escaleras. Luego subí hasta la pasarela superior y corrí hasta el fondo de la misma.
Abajo había un mercenario disparándome con su kalashnikov, pero usando la mira del MP5 conseguía quitármelo de encima. Sin embargo, dos enemigos más aparecieron disparando por la puerta que su ahora difunto compañero tenía a la izquierda. Volví a usar el MP5 y salí airoso de la situación una vez más.
Bajé hasta esa misma puerta y lo que vino a continuación no fue fácil. Los comandos que me iban a atacar en ese momento iban armados con carabinas M4, y había un par esperándome y otros tantos al otro lado de la puerta, que entraron en cuanto oyeron los disparos.
Pasada la tormenta de fuego y plomo, salí de allí y bajé las escaleras que conducían al parking. Los ocupantes de algunas de las furgonetas de la limpieza estaban allí, aunque no vivieron mucho para contarlo.
Subí por la escalera de incendios, tras coger munición y analgésicos, y me enfrenté a otro grupo de comandos. Subí otro nivel y lancé una granada en cuanto un enemigo me disparó con su Ingram. Nadie de los que había allí quedó con vida.
Al principio del pasillo pude aniquilar finalmente al jefe de los comandos que dirigía la resistencia desde el despacho de Vlad.
Luego solo tuve que mirar a la pizarra para ver lo que tramaba Vlad, y la voz y palabras de amor de Winterson en su contestador me dieron algunas de las piezas que necesitaba para resolver este puzzle. De momento me fui a ver a Gognitti para ver qué tenía que decir.
Capítulo III
Entrar en una zona de guerra entre los hombres de Gognitti y Vlad con una furgoneta de la compañía Squeaky era jugársela a cara o cruz. Desgraciadamente no tuve mucha suerte y los gánsteres de Gognitti me vieron primero, forzándome a empotrar el vehículo contra un garaje. Dolorido y confuso, me bajé de la furgoneta y cargué mis armas. Aun estaba a dos manzanas de la casa de Vinnie.
Nada más llegar al vestíbulo del edificio oí como 2 comandos se dirigían hacia allí dispuestos a ayudar a su compañero de la furgoneta. Ya podrían haber llegado antes... En cualquier caso, los eliminé nada más entrar y luego subí por las escaleras hasta el apartamento del primer piso.
Pasada la puerta oí como los 2 bandos se peleaban. Dejé que se matasen un poco entre ellos y luego salí yo al paso. Para subir al piso de arriba necesitaba acertar en las latas de gasolina que había sobre la pasarela.
Desde allí pude acceder al piso de un viejo conocido. Afortunadamente no me vomitó encima cuando le cogí su bote de analgésicos. Desde una de sus habitaciones se veía el aparcamiento de Vinnie. Debía encontrar una forma de bajar allí.
Salí por el hueco y pasé por la puerta para, acto seguido, bajar por las escaleras. En el rellano maté a dos gánsteres y fui por la izquierda. Pasada la puerta otro secuaz de Gognitti me esperaba. Lo siguiente era pasar al otro edificio por la tablas que habían puesto a modo de puente sobre las vigas.
En el último piso del edificio encontré a 2 enemigos viendo la película de la medianoche del viernes y un botiquín con analgésicos. En el piso inferior pude pasar a través de otras tablas al siguiente edificio. Oí voces al otro lado y me dispuse a disparar a diestro y siniestro cuando entrase, pero parece ser que me confundieron con uno de los suyos, así que me aproveché de la situación.
No me iría mal tener las espaldas cubiertas en el tiroteo que se avecinaba en plena calle. Los gánsteres iban avisando cada vez que se aproximaba un grupo de comandos. Alguno de mis ahora compañeros cayó, pero finalmente llegué con unos cuantos al otro lado de la calle. Lástima que uno de ellos me reconociese entonces y tuviese que neutralizarlos también.
Tras una puerta verde que había a la derecha se libraba otra de las muchas batallas entre los 2 bandos. Esperé un poco y luego salí a por los que quedaban. Al entrar en el edificio de enfrente oí la voz infantil y lamentable de Vinnie Gognitti.
Empezaba la función. Al parecer, ese traje del Captain BaseballBat-Boy que ya vi en el coche de Vlad, ese “caballo de Troya”, era un traje bomba. Si Vinnie se quitaba el cabezón del traje, la bomba estallaría. Me dijo que si le ayudaba él me diría cómo encontrar a Vlad, así que hice un trato con él. Lo que fuese para interferir con los planes de Vlad.
Capítulo IV
En ese justo instante, los comandos asaltaron la zona. Usaron granadas de humo y entraron en el edificio. Eliminé a todos cubriéndome tras las mesas y cuando el área estaba despejada, Gognitti empezó a andar. Se tuvo que detener junto a otro escritorio, ya que otro comando disparaba desde el otro lado de la calle.
Le eliminé y me dispuse a aniquilar a todos los enemigos que iban subiendo por el muro. Eran muchos, pero usando la mirilla del MP5 y un poco de concentración las cosas eran mucho más fáciles. Acto seguido pudimos pasar por la puerta hacia la otra estancia, en la que nos vimos atacados de nuevo por 2 comandos más.
Ahora solo teníamos que salir por la puerta verde, pero el cabezón de Gognitti no cabía por ella, así que tuvimos que dirigirnos a su apartamento. Antes de poder hacer nada aparecieron más comandos en la estancia, 2 por la puerta y otros 2 por la ventana. Ahora sí pudimos ir al apartamento de Vinnie.
Él subió corriendo en el montacargas mientras me decía que yo me ocupase del resto de secuaces de Vlad que se aproximaban por la puerta doble, y también por la pequeña por la que habíamos entrado. Era el mismo gallina de siempre...
Hecho esto subí al piso superior, pero antes de entrar en casa de Gognitti esperé en la escalera para abatir a los comandos que se dirigían hacia nuestra posición. Luego pude entrar en el piso de Vinnie, que más bien parecía una habitación de niño con todas esas basuras del Captain BaseballBat-Boy.
Escuché sus mensajes en el contestador y recogí munición y analgésicos en los armarios. Luego salí al balcón, donde unos comandos intentaban sacar un panel metálico para asaltar la vivienda, pero no vivieron mucho para contarlo, así como los otros comandos que esperaban abajo.
Por allí podríamos bajar al parking tranquilamente. Un furgón de Squeaky entró en la zona, aunque nada más abrir las puertas traseras una ráfaga de M4 acabó con las vidas de todos sus ocupantes. Más adelante una furgoneta con varios comandos esperaba.
Tuve que usar mucha puntería y concentrarme mucho para poder eliminarlos a todos a la vez que cubría las espaldas de Gognitti. Una vez muertos, entré al garaje y subí a Vinnie con el elevador, Justo en ese momento una furgoneta irrumpía en el local.
Eliminé a todos sus ocupantes y luego seguí al cabezudo por el pasillo y las escaleras. Su coche estaba allí. Antes tuve que deshacerme de un último grupo que nos seguía, pero ya éramos libres. Gognitti subió a la parte trasera del vehículo y yo al asiento del conductor. Aceleré a toda prisa y por fin pudimos librarnos de la amenaza de los comandos.
Capítulo V
Mona era la única que podría desactivar la bomba de Gognitti. Era capaz de matarlo, pero era vital intentarlo para intentar averiguar el paradero de Vlad. Sin embargo, parecía que mi ahora enemigo público número 1 ya nos estaba esperando. Mona estaba fuera, contemplando la escena. Finalmente la casa explotó y, desesperada, se lanzó a su interior para intentar encontrarme.
Abrió la puerta y pasó entre las llamas. Bajó las escaleras y saltó por el agujero. Luego torció a la derecha y saltó un obstáculo para dejarse caer más tarde por donde la pared había cedido. Antes de hacerlo disparó a los barriles explosivos para evitar sorpresas.
Desde allí se metió en un boquete que había en la pared y pudo pasar hasta otro pasillo, cuya pared izquierda se derrumbó. Una de las vigas caídas permitía subir hasta una estructura cercana para poderse dejar caer al otro lado de las llamas.
Al bajar, uno de los muñecos salió ardiendo por una puerta. Y por allí es por donde Mona se dirigió. Al llegar al depósito, este se desprendió y empezó a rodar, forzando a Mona a quedarse en un lado de la sala para no ser aplastada.
Solo había un camino a seguir: saltar sobre las llamas. Allí al menos pudo activar el sistema antiincendios y sofocar el fuego para poder seguir adelante hasta los generadores. Éstos debían ser desactivados. La maneras de hacerlo era pasar por la puerta de la izquierda hasta el fondo y apagar los generadores en el panel.
Luego pudo subir por la escalera metálica. Arriba pudo ver lo que quedaba de Gognitti. Con la esperanza cada vez más mermada de encontrarme con vida, Mona subió al piso superior, hasta su casa, y allí me encontró, sin pulso ni respiración, con un disparo en la cabeza y tirado en un charco de sangre.
Capítulo VI
Vlad me había disparado. Ya era la segunda vez en un mismo día, pero soy demasiado tozudo para morir. Mientras me debatía entre la vida y la muerte, otra pesadilla me atormentaba.
Soñé con mi propio asesinato, luego con la muerte de Bravura en mitad de la oficina. Corrí hacia la sala de interrogatorios para encontrar y perseguir a mi propio fantasma por los pasillos.
La muerte de Gognitti apareció como un show más en un televisor colocado en una de las estancias que atravesé.
Seguí mi camino hasta otra TV. Luego una serie de puertas que atravesar para llegar a un pasillo en el que la voz de Mona me decía que me despertase. Y así lo hice, al fin.
Capítulo VII
A pesar de la negativa de Mona respecto a que fuese con ella, ambos nos dirigimos a la mansión de Alfred Woden. Al llegar, los comandos ya estaban allí esperando. Mona se quedó arriba cubriéndome mientras yo eliminaba a los comandos desde abajo.
Cuando ella entró, más comandos aparecieron por arriba y desde la puerta principal. Entré en el interior del edificio y avancé hasta la puerta, pero salí de allí corriendo hacia una esquina cuando oí al otro lado que iban a hacer estallar una bomba.
Me cubrí como pude quedándome pegado a la puerta principal, ahora cerrada. Pasada la detonación se abrió la puerta y pude pasar. Dentro esperaban otros dos comandos, y en el patio al que se accedía por la puerta de cristal otros tantos.
Afortunadamente allí conté con el apoyo de Mona. Le dije que se quedase arriba y que yo iría por abajo. Las persianas se abrieron y más comandos se nos echaron encima.
Entré por una de las ventanas y un poco más adelante conseguí acceder a la biblioteca. Eliminé a los comandos de abajo y luego a los que iban apareciendo por arriba para matar a Mona. Mientras ella prosiguió su búsqueda por el piso de arriba, más comandos entraron por la otra puerta de la biblioteca.
Tras ser eliminados, pasé, recogí analgésicos de los armarios y continué por la única puerta abierta. Pero no entré. Lancé una granada y esperé a oír la detonación. Luego Mona me cubrió desde arriba y entre los 2 pudimos despejar esa sala llena de enemigos.
Subí por las escaleras que venían a continuación, después de despejar a los guardias, y llegué a una sala de vigilancia, Desde el panel pude ver como Vlad hablaba con los guardaespaldas de Woden. Le habían traicionado y se habían unido a Vlad... Sin embargo, Woden seguía en su habitación del pánico, que estaba al otro lado de la csa. Aún teníamos tiempo.
Salí de allí y bajé las escaleras hasta el patio. Una vez neutralizados todos los enemigos subí de nuevo y pude abrir la puerta, antes cerrada, para encontrarme con que Mona estaba al otro lado. Avanzamos juntos por el piso superior hasta llegar a otro patio.
La puerta estaba cerrada, pero Mona me sorprendió al saber cómo abrirla. Solo había una explicación para todo: ella estaba trabajando para Woden.
Nada más traspasar la puerta me obligó a tirar mis armas. Quiso matarme, pero no pudo. El amor que había entre nosotros era demasiado fuerte, a pesar de nuestras diferencias. Pero no hay finales felices. Vlad apareció por su espalda y le disparó. Cayó en mis brazos a la vez que Woden salía de su habitación del pánico.
Capítulo VIII
Woden utilizó sus últimas fuerzas para intentar pelear con Vlad, pero fue inútil. Murió de un disparo. Ahora era mi turno, así que me abalancé sobre Vlad, que sostenía el control remoto de las bombas que había repartidas por toda la mansión.
Pulsó el botón durante el forcejeo y los 2 caímos por un agujero. Vlad quedó desarmado y escapó. Yo cogí su pistola y le perseguí por los pasillos.
Vlad instaba a sus guardaespaldas para que fuesen a por mí. No tardé mucho en oír el sonido de activación de las bombas, así que me dirigí corriendo a la habitación del pánico, cerré las puertas y esperé hasta que explotaron las bombas.
Luego pude salir y avanzar hasta el hueco del ascensor. Bajé y corrí por el sótano hasta llegar a unas escaleras. Tuve que saltar para llegar al otro lado cuando una explosión tiró abajo parte de la pasarela. Más adelante otras escaleras y finalmente el despacho de Woden, aunque parecía más bien un arsenal.
Me reabastecí de armas, escuché los mensajes de Woden y me metí en el ascensor para perseguir a Vlad. Al salir ya me estaban esperando sus mercenarios. Al otro lado de la habitación, una explosión destruyó la escalera, así que solo podía subir con el elevador.
Vlad mientras me disparaba desde arriba e intentaba que el elevador no llegase abajo. Cuando por fin llegó, subí en él y me agaché para evitar las balas de Vlad. Al llegar arriba y traspasar la puerta, Vlad se había encaramado a una cúpula de cristal y me lanzaba cócteles molotov a diestro y siniestro.
Para derrotarle, primero me fijé en las 4 estructuras de madera que sujetaban la parte de la cúpula sobre la que él se encontraba. Usé la mira telescópica del MP5 para disparar sobre ellas hasta que por fin caían. Finalmente, Vlad cayó y quedó encima de la estructura.
No tenía contacto visual con él, así que no podría matarle con mis armas directamente. Además, le lanzaba cartuchos de dinamita constantemente, que evité corriendo en círculos todo el rato, menos cuando disparaba a las estructuras de madera.
Había cuatro en total. Cuando al fin cayó la cúpula, por fin pude ver directamente a Vlad y abatirle con mis armas. Por fin, todo había acabado.