Gobliins 2: The Prince Buffoon - El Príncipe Bufón

"Ah, un triste asunto verdad...", así comienza la segunda entrega de Gobliins, donde encarnaremos esta vez a dos héroes, Fingus y Winkle, en la búsqueda del hijo secuestrado del rey, que ahora ejerce de bufón.



La aldea, la fuente, el mago y el gigante

Fingus: Winkle y yo llegamos a la aldea por vía de teletransporte a resolver el misterioso caso. No teníamos ni idea de qué hacer, pero el cerebro veloz de Winkle entró en acción.

Winkle: me dispuse a hablar con los aldeanos del lugar, los cuales padecían hambre porque el cacique no les daba ni un pedazo de su salchichón. Me fijé en él y, mientras Fingus se situaba al lado de una botella, yo intenté hacerme con el salchichón. El cacique reaccionó y me envió al quinto pino, mientras los abuelos reían a sus anchas.

Fingus: fue el momento idóneo para robarles la botella, mientras reían, y así lo hice. Del salchichón nos ocuparíamos luego, pues teníamos que ver a alguien.

Fingus: fuimos ante el mago e intenté a hablar con él, pero se negaba a atendernos. No obstante, observé que había una fuente cerca y que Winkle se aproximaba a ella. Pulsé sobre el botón...

Winkle: sí, claro, un
botón...

Fingus: ejem... ejem... y mientras salía el agua Winkle la recogía con la botella.

Winkle: cuando tuve suficiente agua, me acerqué a un sapo cercano que cuidaba una piedra. Usé la botella con el sapo, es decir, bebí agua y se la escupí encima hasta que se fue. Entonces Fingus se hizo con la piedra.

Fingus: fue entonces, cuando tuve la piedra, cuando empecé a pensar en cómo acceder a la casa. Usé la dichosa piedra con un mecanismo cercano, mientras Winkle se acercaba a mí. Salto un peldaño del que estiré, momento en el que Winkle aprovechó mi esfuerzo para subirse al tejado.

Winkle: ya en el tejado, me introduje por la chimenea y conseguí acabar con la paciencia del mago, quien nos dejó entrar.

Fingus: nada más entrar, expliqué al mago que debíamos de rescatar al hijo del rey Angulafre de las garras de un cruel demonio, el cual lo había secuestrado. El mago nos habló que el demonio era el innoble Amoniak quien retenía al niño, el cual también había surgido de la nada, destronado al rey y usurpado el trono del mismo. Tras terminar la charla, decidimos ponernos en acción.

Winkle: yo me encaminé hacia la cola de la alfombra de animal, y Fingus hacia su boca. Cuando yo tiré de la cola, la boca dejó al descubierto unas cerillas que rápidamente Fingus cogió.

Fingus: y con las mismas, encendí la tetera y luego la llené de agua con la botella, dejando al descubierto una llave redonda. Apagué la tetera y cogí la llave, y después subí al cuco para darle cuerda.

Winkle: mientras esto hacía Fingus, yo me puse más o menos en el centro de la habitación y, cuando salió el cuco, le tiré la piedra para conseguir otra llave más valiosa, la llave de la bodega.

Fingus: nos fuimos afuera, a la bodega, y de dentro cogimos una botella de vino de calidad, como las tenía que tener el mago. Y así regresamos a la Villa.

Fingus: eché algo de agua a las flores, y me hice con una de ellas cuando esta floreció. Eran flores que hacían dormir, así que se la entregué al cacique. Todo estaba listo y Winkle se situó en una plataforma, con un botón al lado que yo pulsé haciéndole ascender al tejado.

Winkle: sitio idóneo para que yo cogiera el salchichón sin problemas. Y, así, irnos donde estaba el gigante.

Fingus: aquí resulta que había un perro con malas pulgas, así que Winkle se situó a su lado y yo metí mi salchichón por el agujero. Cuando el perro estuvo distraído y atontado, Winkle pasó sin problemas para hablar con el gigante, sin éxito.

Winkle: su única palabra fue su puño. De todas maneras, no me rendiría y me fui por hueco para salir por otro, pero no cercano al perro. Mientras Fingus se colocaba al lado de una gallina, yo la cogí por el pescuezo; momento que aprovechó Fingus para darle con el salchichón y conseguir un huevo.

Fingus: me hice con ese huevo y me dispuse a freírlo, pero antes tuve que encender un fuego con las cerillas sobre la madera. El huevo despertó al gigante, al que entregamos el salchichón y el vino para dirigirnos al castillo.

La zanja, Tom, Kael, Vivalzart y el pub

Fingus: nada más llegar, sorprendidos por el descalabro general, entré en una torre para sacar una bomba apagada, claro está. Yo me hice con ella y, mientras la sostenía, Winkle la encendió. Yo se la tiré al guardia quien salió despedido en mil pedazos.

Winkle: después fui yo quien fue a por la bomba a la torre, y la tiré más lejos que la anterior. Hicimos lo mismo de antes: Fingus la cogió y yo la encendí. Así liberamos una alfombra, aunque fue rápidamente cogido por un esbirro.

Fingus: tuve que sacar otra bomba, pero esta vez quien la cogió fue Winkle, y yo simplemente la encendí con las cerillas. Liberamos la alfombra de su agresor y yo subí por ella para hablar con un tipo extraño, un tal Soka. A mí me dijo que si quería pasar por la zanja, tirara un poco de la arena del tiempo.

Winkle: y, a mí cuando subí, me dijo que si quería entrar en el castillo de ninguna manera entrara por la puerta. Dispuesto esto, nos fuimos a ver a Kael.

Winkle: llegamos donde Kael, donde, tumbada en unas rocas, encontré a una bella ninfa. Parecía dormida, así que le eché algo de agua sobre ella y salió volando.

Fingus: tras las amistades de mi compañero, intenté hablar con un árbol para pedir consejo, pero no funcionó. Temiendo que tuviera sed, le entregué mi botella y, tras unos tragos, me permitió subir a su mano y encima de él por lo tanto. Mientras yo me acercaba para mover una rama, Winkle se situó en una piedra debajo del árbol. Cuando yo moví la rama, y Winkle se comió la hoja, la piedra intentó abrirse y Winkle subió al árbol.

Winkle: repetimos la operación pero cambiándonos. Yo movería ahora la rama y Fingus se quedaría con la hoja.

Fingus: funcionó, y yo metí la hoja en una piedra cercana del suelo. Luego, volví a abrir la piedra y una abeja enorme me dio un tarro de miel. Acto seguido, me subí a una roca cercana al agujero de la abeja.

Winkle: yo, mientras, bajé y abrí dicho agujero. Cuando la abeja salió, Fingus, valiente como los hay hoy pocos, se subió encima de ella y llegó donde la ninfa.

Fingus: le di el tarro de miel en compensación por su sueño perdido y ella, a cambio, quitó el veneno un hongo, el cual yo cogí poco después.

Winkle: entonces yo me fui a una casa cercana, donde resultó ser la morada de un pajarraco llamado Vivalzart. Le entregué el hongo y nos dejó entrar en su morada.

Winkle: nada más llegar, yo puse el hongo en la máquina y Fingus pulsó un botón de la máquina para que esta funcionase. Después, Fingus se situó debajo de la lámpara sobre una plataforma, yo cogí un gusano de un frasco y pulsé un botón en una estantería. Fingus, al subir, fue atacado por un buitre así que yo fui rápido a tirarle el gusano para que no perdiera ni un pelo más.

Fingus: así pues me hice con un trozo de carne al que tiré a la piraña y, ésta, tiró un hueso que cogió Winkle. Yo me subí poco después a la tapadera de un cubo de basura y Winkle le entregó el hueso a Vivalzart, con lo cual subí arriba del todo. Cogí arriba el elixir de la bondad (botixir) y unas pinzas. Cogimos con la botella vacía el líquido que caía de la máquina y nos hicimos invisibles.

Winkle: llegamos así a un extraño mundo, en el cual recogí un palillo de la batería a través de un faro de coche. Después, mientras Fingus se divertía saltando en un muelle, yo me hice con un inflador metiendo de nuevo la mano por el faro.

Fingus: después, me metí por un agujero y llegué muy alto. Winkle, mientras, con su palillo se hizo con una capucha y formó una red. Después usó el inflador en el saxofonista. Yo, con la red, me hizo con un mosquito que salió del saxo.

Winkle: yo metí a ese dichoso mosquito por el faro y el batería se puso a tocar como loco. Mientras Fingus se hizo con una nota musical gracias a la red. Después, fuimos nosotros dos a saltar al muelle y se abrió una compuerta secreta. Por si acaso, yo cerré un tubo cercano con la pinza y Fingus se internó en la compuerta.

Fingus: así llegué hasta el guitarrista, y, antes de pedirle nada, Winkle se metió por el agujero para conseguir nuestra siguiente nota. Para ello, hablé con el guitarrista pidiéndole algo de marcha, y él la dio. Winkle se hizo con la nota con ayuda de la red. Después, usé el inflador con el saxofonista para que saliera otra nota, la cual cogió también Winkle con la red.

Fingus: salimos de aquel mundo y estuvimos en un gran árbol con extraños objetos. Usé la piedra con la pelota para intentar conseguirla, pero un niño pelmazo se la llevó. Winkle fue a su casa y yo, mientras, a una que estaba debajo de la relojería. Cuando Winkle entró en la casa del niño, yo entré en la otra y le pillamos, y con él la pelota.

Winkle: más tarde yo fui a la canasta, y Fingus dio la pelota al jugador de baloncesto. Tiró a canasta y, cuando lo tuve claro, me tiré a la canasta llamando la atención del alcalde.

Fingus: yo hablé con el alcalde, quien me dijo que la relojería era de Tom, el maestro relojero y que llamase dos veces para poder entrar. Me situé en la casa más baja y dejé la melodía dentro de ella, lo cual dio sonido al reloj. Después me fui a ver a Tom, quien me entregó un reloj de arena.

Fingus: volvimos a la zanja Winkle y yo, y solté el reloj de arena en el foso, metiéndonos después por una abertura, y en más problemas también.

La herrería, el pozo y las mazmorras

Fingus: dentro del castillo descubrimos que teníamos un aliado que nos dijo lo suficiente para entrar en una desdichada puerta. Esto, claro, no era fácil, así que mi compañero se puso en acción.

Winkle: me encontré con un bote de mayonesa, el cual puse al pie de un esqueleto con una cabeza de toro. Entonces, me fijé con Fingus subía arriba y se tiraba, desconcertando al guardia. Mientras el guardia se impregnaba, yo me hice con su gran espada.

Fingus: tras esto, decidí situarme en cerca de un guardia que dormía bajo un armario, mientras Winkle intentaba despertarle. Tanto ajetreo hizo que el guardia se enfadase y usara otros
métodos. Esto hizo que otro guardia abriera la boca, donde me encontré con un chicle que cogí ávidamente. Pensando un poco, decidí usar el chicle en la cerradura para hacer una copia de la llave.

Winkle: nos largamos a la Herrería, donde el curioso personaje de antes se ofreció a forjarnos una espada. Así pues, le dimos el chicle y la espada y nos pusimos manos a la obra. Hice señales a Fingus para que se situara debajo de un tipo con una lanza, y cuando yo le hice burla con el taburete, Fingus se colgó de la lanza y fue hasta el otro lado.

Fingus: bueno, ya en este nuevo lugar, salté sobre el fuelle para terminar de forjar la espada. Abajo, le pedí la espada al herrero, y también nos llevamos el yunque. Luego, me situé bajo un guardia de amplios colmillos y Winkle a su vera.

Winkle: mientras yo le daba un trago de mayonesa, Fingus agarró la comida que el infeliz tenía agarrada.

Fingus: regresamos con los amigos guardias, donde coloqué la comida en la dentadura de un guardia, la cual destacaba por su tamaño. Ya con la dentadura, usamos la llave en la cerradura y yo me hice con un equipo de buceo.

Winkle: yo también me hice con otro.

El barco y la sirena

Fingus: mientras admiraba a Winkle por subirse con valentía al mástil, yo encendí la lámpara de popa.

Winkle: momento en el cual me hice con un pez bombilla.

Fingus: nos fuimos hasta una bella Sirena, con la cual intentamos hablar. Luego, me fui hasta un alto en a la derecha, metiéndome por un agujero junto a unas rejas. Winkle, abajo, me tiró una concha con la que me hice al vuelo.

Winkle: Fingus, luego, se me fue al otro lado curiosamente. Lo hizo bajo mi atenta mirada: primero con el taburete y luego con un hipocampo (o caballito de mar). Inmediatamente me subí donde antes estaba Fingus y, vi como este metía la mano en un agujero cercano a la Sirena. Un guante avanzaba extrañamente, así que le tiré la concha para atraparlo. Luego, bajé a cogerlo junto con una estrella de mar.

Fingus: fui y usé el guante con el blob, para poder coger una botella y sacar de ella un pergamino.

Winkle: yo también saqué algo de la botella, una perla. Decidí, en agradecimiento por la estancia, dárselo a la Sirena. El pergamino, se lo dimos al pulpo para que abriera algo las rejas. Nos pidió perdón y confió en nosotros para rescatar al niño.

Fingus: regresamos al Barco donde mi compañero se metió por una puerta, bajo el timón. Yo subí por la escalera de la derecha y usé el pez bombilla en algo extraño que decidí llamar, originalmente, ???.

Winkle: yo encendí la linterna y me dirigí hasta una gran concha, y Fingus activó el timón. Cuando estuve en la popa del barco, donde previamente había tirado Fingus la estrella de mar, toque una estatua. El baúl se abrió unos instantes, los suficientes para hacerme con un viejo sable.

Fingus: volvimos donde la Sirena y dimos con el sable en una calavera, para encontrar otra perla. Se la dimos a la Sirena y se nos abrieron por fin las rejas.

Winkle: antes de irnos, no nos olvidamos del taburete y el guante.

La despensa, el trono y la armadura

Fingus: nada más llegar a la Despensa, decidí tocar el pez espada mientras Winkle recogía un salero. Luego, fui a destapar un caldero, donde mi compañero echó sal a desgana; y también se hizo con una lima de un frasco. Me aproximé a una cuerda a la derecha y Winkle al otro extremo. Acto seguido, me agarré a ella y Winkle tiró. Una vez al lado de la jaula, charlé con el Colibrius y le liberé con la lima.

Winkle: mientras Fingus cogía unas chinchetas, decidimos avanzar por el reino. Aquí nos hicimos con la pimienta y volvimos.

Fingus: mi compañero echó la pimienta en las albóndigas y subió rápidamente hasta la parte alta de la Despensa. Yo me coloqué a la espalda del cocinero. Cuando le echaron la bronca, coloqué las chinchetas en la silla. Cuando la albóndiga salió por los aires, Winkle le echó bonixir.

Winkle: en la Sala del Trono, usé el taburete en la cornisa y Fingus se me subió encima para subir. Luego, para que yo subiera, Fingus pulsó un botón en la derecha que conectó una trampilla.

Fingus: después pasé entre medias de las orejas. Winkle me siguió, pero a medio camino tiré de una lengua para que Winkle se hiciera con una corona. Luego se hizo al revés para que hiciera aparecer una cucaracha.

Winkle: luego, Fingus se fue al agujero de la derecha y yo a la izquierda. La tarea era sucia, así que Fingus se puso el guante. Yo metí la cabeza por el agujero para que soltarán la cucaracha, momento que aprovechó Fingus para, con el guante, coger la cucaracha.

Fingus: después coloqué la cucaracha sobre el agujero y la rocié de bonixir. Después avanzamos hasta la Armadura.

Winkle: presioné una de las piedras de la torre y abrí el yelmo. Le coloqué la corona a la Armadura.

Fingus: yo mientras trepé por la espada para coger una pluma. Regresamos al Trono.

Winkle: nos hicimos con otra cucaracha y regresamos junto a la Armadura.

Fingus: subí al andamio y rocié la pluma con pintura. Luego, mi compañero dejó la cucaracha en el agujero que había en la parte baja. Yo empapé a la cucaracha con la pluma y Winkle le echó pimienta por encima. Añadimos, como colofón final, unas gotas de bonixir. Regresamos al Trono.

Winkle: por fin pudimos conseguir al pequeño príncipe, el cual vino con nosotros junto con la Armadura.

Fingus: nos colocamos los dos debajo de la máquina y el príncipe la accionó desde arriba, marchando a otro lugar.

El escritorio, la planta, el sueño, la montaña, Tazaar y el mundo de los muertos

Winkle: me hice con una cerilla, la cual usé sobre el ojo de la calavera. Fingus, luego, cogió el mango de un cuchillo y yo la punta para llevarlo hasta el libro.

Fingus: cogí el señalador y lo corté con el cuchillo, luego me dirigí hasta la vela y lo coloqué de mecha. El príncipe Bufón pegó una patada al ojo y yo puse el pedazo de cristal de las gafas en el haz de luz.

Winkle: recogí la cera desprendida de la vela y la usé sobre el sello de lacre del sobre. Luego usé el molde sobre la cerradura del cofre. Nos hicimos con la semilla y la colocamos en el mapa, en la Aldea.

Winkle: nuevamente estábamos ante el maestro Kael, con el cual charlamos. Yo, me introduje en un agujero, mientras que Fingus se ponía en el lado izquierdo, en una piedra del camino. Cogí la piedra y entregué la alubia al topo.

Fingus: entonces yo le cogí el gorro al topo, y observé como Winkle se subía a las ramas de la alubia junto a Kael. Yo me dirigí al manzano, mientras mi compañero, ayudado por una cerilla, tiró una manzana que cogí con el sombrero.

Winkle: introduje la manzana por el agujero y conseguimos una seta. La comimos y nos dirigimos a liberar, de nuevo, al príncipe Bufón.

Winkle: menudo maldito sueño del príncipe. Todo raro, extraño. Cuando estuvimos allí, me dirigí junto a una estrella deformada y Fingus junto con unos bolos. Me situé bajo la estrella y me hice con una bola que dio a Fingus de lleno.

Fingus: si, bueno, pero rápidamente abrí la tapadera de la caja de sorpresas con la bola de bolos. Winkle, presionó la losa junto a un iglú. Nos hicimos con otra bola de la misma manera.

Winkle: la deposité sobre la tapa de la caja, y luego fui al brazo de balancín. Fingus saltó sobre la losa del iglú y me subió del impulso. Después, Fingus se situó en una losa bajo el Bufón, y yo accioné una palanca junto a él. Bajé y me acerqué la losa del iglú.

Fingus: yo accioné la antena de un muñeco y me subí inmediatamente a la burbuja. Tras tocar la tapa de la caja, Winkle pulsó la losa para que yo cogiera el imperdible. Obtuvimos otra bola y subimos ambos arriba.

Winkle: fui hasta la antena y, cuando Fingus pulsó el botón junto al chico, toqué la antena.

Fingus: rápidamente pinché la burbuja con el imperdible.

Winkle: volvimos junto a Kael, y el Bufón apretó la catapulta. Yo, oprimí el botón del buzón y Fingus accionó la catapulta. De nuevo se perdió el Bufón y de nuevo a rescatarle.

Fingus: estábamos en una montaña y cogí la piedra que había cerca del león. Winkle la cogió desde más alto, y yo después más alto aún.

Winkle: me situé en la cabeza del león, y Fingus tiró una piedra. Desprendí la cabeza del bastón, bajé y subí la piedra a un escalón intermedio. Luego, me coloqué debajo de la cabeza del león.

Fingus: arrojé otra piedra y Winkle entró por el agujero. ¿Perdido? Pues no, y mientras yo me situé en la cabeza del león. Winkle tiró la cabeza del león y llegué hasta una roca suspendida en el aire. Luego, fui hasta otra extrañeza que llamé !!!.

Winkle: salté a la roca, mientras Fingus se situó algo más a la izquierda. Luego, intenté coger la roca y serví de puente para que Fingus cruzara.

Fingus: liberé a los pájaros con la lima y cogí la llave. Regresamos donde la Planta.

Fingus: abrimos la puerta con la llave y cruzamos.

Winkle: en casa de Tazaar, dimos de beber al bufón un trago de agua mágica pues un demonio vivía en su interior. Lo malo es que el demonio salió y se llevó al pequeño. Bueno, yo me distraje un rato haciendo monigotes de Tazaar. Éste se dio cuenta y me tiró una esponja, la cual cogí.

Fingus: yo fui a pintar el retrato que había en el sillón, y cuando Tazaar me tiró el boomerang, Winkle se subió al sillón y lo cogió. Luego, me situé de tal manera que cuando Winkle echó una gota de la jarra, yo pude acercarle el mondadientes con el boomerang.

Winkle: me fui a limpiar los dientes del esqueleto con el mondadientes y empapé la esponja con el charco formado en el suelo. Luego, soplé la pipa y, por último, Fingus dejó caer unas gotas de la esponja sobre el humo.

Fingus: fuimos al mundo de Amoniak, al Mundo de los Muertos. Aquí, lancé el boomerang al maldito demonio y luego fui al ojo incrustado en el suelo. Winkle, mi compañero, saltó en !!! para que yo pudiera coger el ratón.

Winkle: Fingus se fue hasta el lugar donde se desprendían dientes con el boomerang, y yo, con el ratón, lo mandé al lodo. Luego subí a él para propulsarme. Amoniak me ayudó en algo a subir, momento en que Fingus lanzó el boomerang. Salté sobre !!! evitando que el monstruo cogiera al chaval y deposité la esponja sobre la roca grande en el centro de la pantalla.

Fingus: me acerqué con el lápiz a la roca y el Bufón sobre el ojo del suelo. Winkle saltó sobre !!! y volvió al lado izquierdo de la roca. Cuando el Bufón aterrizó sobre la esponja, yo pinté una puerta en esta y Winkle la abrió con el picaporte.

Winkle: y así acabó todo, gracias a mí.

Fingus: será gracias a mí.

Winkle: pero qué me estás contando...