publi

Bienvenido a 1000guias.blogspot.com

Colección de guías, soluciones, pistas, consejos y ayudas para aquellos juegos que se te resisten...

Buscar este blog

Grim Fandango


Grim Fandango es un juego bastante fácil, todos los puzzles y enigmas son muy lógicos y normalmente no mantendrán atascado demasiado tiempo a ningún aventurero medianamente curtido.

De todos modos, por si alguien decide estropearse el juego y leer este recorrido, voy a describir brevemente el manejo del juego, para no tener que estar diciendo siempre: hay que pulsar en tal sitio para hacer tal cosa y en tal otro para conseguir tal otra.

Nuestros amigos de la Lucas han decidido prescindir del ratón en esta ocasión, por lo que todo se maneja con el teclado. Las teclas de dirección mueven a Manny, y puede ser de dos modos a elegir, el modo que han llamado relativo al personaje: pulsando adelante y atrás anda en esas direcciones y pulsando izquierda y derecha gira en esos sentidos (como el Alone in the Dark o el Tomb Raider), y el modo que llaman relativo a la cámara: La tecla de dirección indica la dirección en la que se moverá Manny (como en el comecocos). Cuando el protagonista gira la cabeza y mira en alguna dirección es que allí hay algo de interés. Con la tecla "E" se puede examinar ese algo, "con "W" o "ENTER" se puede intentar usar, y con "A" se puede intentar coger (en el 99% de los casos con "W" o "ENTER" también se cogen las cosas, pero hay alguna vez que no, y por tanto conviene acostumbrarse a usar la "A").

Si se quiere usar un objeto sobre lo que está mirando Manny, hay que tenerlo en la mano y pulsar "W" o "ENTER".

El inventario sale pulsando "I", y en este momento aparece un primer plano del bolsillo de Manny sacando uno de los objetos. A partir de aquí, pulsando izquierda y derecha, se puede pasar entre los distintos objetos. Otra manera más rápida es pulsar un número y Manny sacará el objeto que ocupa ese orden en el inventario, después pulsando "?" y "¿" se pasa entre todos los objetos. Para mirar un objeto del inventario hay que tenerlo en la mano y pulsar "E" cuando Manny no mira a ninguna parte en especial, y para usar un objeto del inventario sin más, es decir, sobre nada, hay que pulsar "ENTER" o "W" en la misma circunstancia.

Para montar en un Vehículo se pulsa "ENTER" o "W" y después se conduce del mismo modo en que se mueve Manny. El barco y la grúa grande se usan de forma distinta, y explicaré durante el recorrido exactamente lo que hay que hacer.

Después de aburriros con todo esto, paso a aburriros con el recorrido en sí.



AÑO 1

EL ENVENENAMIENTO

Se llamaba Manuel Calavera, pero todos le llamaban Manny. Vivía en una ciudad llamada El Tuétano, y desde su muerte, a causa de la mala vida que había llevado, trabajaba para purgar sus culpas facilitando el viaje por la tierra de los muertos a las almas de los nuevos fallecidos hasta el noveno infierno, el punto de destino. A cada cliente la vendía el tipo de viaje que correspondía según había sido su comportamiento en vida. Cuanto mejor se habían portado, mejor era el viaje y eso redundaba en el beneficio del propio Manny, ya que necesitará vender buenos viajes para, algún día, poder ir él mismo al noveno infierno. Sin embargo últimamente no le iban muy bien las cosas en el curro

Estaba en su despacho meditando sobre su penosa situación laboral cuando se levantó la banderita de su tubo de mensajes, eso significaba que había llegado uno nuevo. Abrió el tubo y leyó el mensaje. Era de Don Copal, su jefe, al parecer había un envenenamiento masivo y todos los agentes debían acudir al lugar, para recoger a las almas. Antes de salir de su despacho cogió la baraja de cartas que había en la mesa del fondo a la derecha, junto a unos libros.

Atravesó el pasillo y se paró a hablar un rato con Eva, la secretaria de Don. Ella tenía sobre la mesa una perforadora de papel, y Manny sacó una carta de la baraja y la marcó, nunca se sabe cuándo se puede presentar una buena partida de póker. Frente a Eva había un ascensor al fondo y otro a la izquierda, tomó este último que bajaba al garaje.

Al llegar giró a su izquierda y llegó hasta el final. Allí no había nadie, por lo que llamó a la puerta de una caseta.

De ella salió un tipo de unos cinco metros de alto por tres de gordo. En realidad no era un tipo sino un demonio llamado Glottis, experto mecánico. Le dijo a Manny que Dómino había dado el día libre al conductor. Ese Dómino era el máximo rival de Manny en la empresa, y se la había jugado una vez más. Por tanto nuestro héroe intentó convencer a Glottis para que condujera para él, pero el demonio alegó que no cabía en los coches, a lo que Manny contestó que el problema estaba en el coche, que era demasiado pequeño. Glottis vio claro que podría modificar el coche para caber, pero necesitaba una orden de Don para hacerlo, y le dio un papel a Manny para que lo firmara el jefe.

Manny subió otra vez y le dijo a Eva que quería ver a Don, pero este se negó a recibirlo. Sin saber que hacer se fue de allí, esta vez cogiendo el ascensor del fondo, que llevaba al piso de arriba. Desde aquí cruzó una gran puerta doble que había la final del pasillo y salió a la calle. Giró a su izquierda y otra vez a su izquierda entró por un callejón hasta llegar una cuerda hecha por corbatas horribles. Trepó por ella y llegó a una cornisa en la que había una ventana abierta por la que entró. Era el despacho de Don y estaba vació. En la terminal de ordenador descubrió que contestaba a Eva con mensajes grabados, por lo que puso el que a él le interesaba, el que le decía a ella que firmara por él. Volvió a donde estaba Eva y por fin consiguió la firma. Podía dirigirse al envenenamiento.

Glottis había modificado el coche y con el llegaron al lugar de los hechos. Otra vez Dómino se llevaba la mejor pieza.

En el suelo estaba empaquetado otro cadáver. Lo desenvolvió con su guadaña y volvió a la central.

EN BUSCA DEL CLIENTE

Le había tocado en suerte, o más bien en desgracia, un enano de pasado oscuro al que solo pudo ofrecer un viaje en quinta clase. Don le amenazó con tomar medidas si no conseguía un primera clase en poco tiempo. Manny estaba convencido de que todo aquello estaba amañado en favor de Dómino, que había traído del envenenamiento nada menos que una monja, por tanto decidió jugar sucio.

Salió a la calle y, dejando a su izquierda el callejón, se dirigió al fondo, a unos puestos que había un una feria. Allí un payaso se dedicaba a hacer figuras con globos. Manny podía elegir entre globos con forma de gato, de dingo, de gusano o de Gloria Fuertes (este último en realidad tenía cara de tío fumando en pipa). Se llevo dos de gusano, que resultaron globos deshinchados y uno cualquiera de los otros. Junto al puesto del payaso había otro donde robó una barra de pan de muertos.

Volvió a la central, desde la entrada giró a su derecha y llegó a una puerta abierta que daba a la sala donde había empaquetado al último cliente. Allí, sobre una mesa, colgaban dos tubos de cuyos grifos salían los dos componentes de la espuma de empaquetar. Llenó un globo deshinchado con cada uno de ellos y se dirigió a su oficina. Como no sabía qué hacer se dedicó a molestar al servicio técnico. Metió los dos globos cargados de producto en el tubo de mensajes, esto hizo que se bloqueara el sistema. Atención: La carta debe estar marcada, es decir, agujereada con la perforadora de Eva.

Cogió el ascensor de subida y al fondo del pasillo giró a la derecha, para llegar a la sala de comunicaciones.

Dentro, junto a la puerta, cogió un extintor y posteriormente se acerco a ver al diablo que estaba arreglando la maquinaria. Tras él había una puerta abierta y en ella un pestillo que Manny giró. Hubo un accidente y Manny intentó usar el extintor, pero el diablo le explicó que si rociaba la espuma de embalaje se crearía una mezcla altamente explosiva. Aburrido de tanta explicación teórica Manny se fue de allí, pero al salir de la sala, el técnico recibió una llamada y se tuvo que ir. Manny volvió a entrar, abrió la puerta de metal que daba a la maquinaria y observó un tubo rojo con una ranura. Introdujo en él su carta de póker marcada e interceptó un mensaje que le serviría para llegar un cliente importante.

Glottis había vuelto a modificar el coche convirtiéndolo en un auténtico bólido, con el que se pudo adelantar a Dómino.

HUIDA DE LA CIUDAD

Se llamaba Mercedes Colomar, pero todos la llamaban Merche. Había llevado vida de santa, justo el tipo de mujer que Manny nunca había conocido. Tal vez por eso le atrajo desde el primer momento, aunque le faltaba un poco de carne. Sin embargo, y según el ordenador, no tenía derecho más que a un viaje en última clase, es decir, a pie atravesando lugares horribles. Manny era un caballero y no podía dejar que esto ocurriera, sobre todo porque él, por fin, podría terminar su estancia allí si se confirmaba que ella era un gran cliente.

Salió al pasillo a aclara las cosas y, al pasar frente a la puerta de Don, este le invitó amablemente a entrar. El jefe le enumeró todas las normas que había infringido y llamó a Merche para aclarar las cosas, pero ella ya se había ido a emprender su largo peregrinaje. Don encerró a Manny en la caseta de Glottis, que por cierto había desaparecido, y le dijo que se le iba a caer el pelo. Esto último es lo que menos preocupaba a Manny de la situación actual, dado que las calaveras nunca han gozado de una frondosa cabellera.

Golpeó la puerta y alguien le habló desde el otro lado preguntándole si era leal a la compañía, Manny dijo que no, que había algo sucio en ella y lo iba a demostrar. El que estaba fuera le dijo que podría causar muchos problemas a la agencia y Manny contestó que haría volar la tapa de ese sitio. Finalmente el tipo le sacó. Se trataba de Salvador Limones, el líder de una organización revolucionaria, y le llevó a su cuartel general. Manny observó que para entrar había que hablar a un ojo que había junto a una trampilla en el callejón.

Al parecer, la agencia robaba viajes de primera a las almas limpias y se los vendía a ricos podridos.

Salvador le propuso que se uniera a ellos. Manny nunca había sido un idealista y mucho menos un revolucionario, pero comprendió que debía salir a buscar a Merche y para ello necesitaba la ayuda de Salvador, por lo que se unió a ellos. En realidad solo eran dos, Salvador y Eva, la secretaria de Don, que trabajaba en la agencia como espía. El primero le dijo que necesitaban huevos de paloma para crear un sistema de comunicaciones con mensajeras y Eva le explico que no le podían dejar ir porque necesitaban sus huellas dentales para entrar en el sistema informático de la agencia.

Manny cogió el ascensor y salió al callejón. Subió por las corbatas y siguió la cornisa hasta llegar al despacho de Dómino, que tenía la ventana abierta. Entró en él y de un cajón de su mesa cogió un trozo de coral. Dómino era aficionado al Boxeo y tenía un "punching ball". Manny lo golpeó varias veces, hasta que de la repisa que había encima cayó un objeto negro que resulto ser la boquilla de Dómino. Había allí un buen whisky añejo, y aprovechando que los esqueletos no tienen un hígado que dañar, se ventiló unos cuantos vasos. Volvió a la parte de la cornisa donde colgaban las corbatas y cogió el extremo corto que colgaba de la misma viga que el que había usado para subir.

Ató a ese extremo el coral y lo lanzó, con lo que quedó enganchado en una escalera que subía más arriba. Usándola llegó al tejado. Las palomas tenían el nido con los huevos en unos respiraderos con forma de periscopio y no dejaban acercarse a Manny, que empezaba a estar de los huevos hasta los mismos. Sacó su globo hinchado y lo puso en otro respiradero más bajo que había frente a los primeros y sobre él echó la barra de pan hecha migas.

Se acercaron a comer, explotaron el globo y esto las asustó. Así pudo acercarse al nido y coger dos huevos. Bajo al callejón entró en el garaje, por la gran puerta abierta que había junto a las corbatas, y en la caseta de Glottis llenó la boquilla de Dómino con la pasta que salía de una especia de cafetera. Después la mordió para marcar sus dientes.

En el cuartel general entregó a Salvador los huevos y a Eva la boquilla, con lo que ya le podían sacar de la ciudad.

EL BOSQUE PETRIFICADO

Salvador le sacó por unos túneles, y por el camino le explicó que debía ir a la ciudad de Rubacaba, ya que todas las almas perdidas debían pasar por allí, y por tanto podría esperar a Merche en ese lugar. Le dejó en el bosque petrificado, el lugar más terrible de la tierra de los muertos, pero Manny como cualquier protagonista de aventura gráfica que se precie no conocía el miedo, o al menos su miedo a volver a la ciudad era aun mayor

Se dirigió a la derecha y llegó a un claro donde encontró a Glottis llorando. Le habían despedido y su vida no tenía sentido sin arreglar motores, por lo que se arrancó el corazón y lo lanzó lejos (eso es amor al trabajo, yo me arrancaría el corazón si tuviera que trabajar un minuto más de lo que lo hago). Allí al lado había una señal que apuntaba hacia Rubacaba que no se podía arrancar, aunque lo cierto es que no sabía para que habría de arrancarla. Un poco más allá estaba el coche.

Manny pensó en cogerlo y largarse, pero no podía dejar allí a su amigo moribundo, más que nada porque él no sabía conducir. Detrás de Glottis había un camino que conducía a una tela de araña gigante en la que estaba el corazón de su socio, junto a ella había un montón de huesos del que cogió uno y lo lanzó sobre la tela. Después enganchó en él su guadaña, tiró, soltó, y por el "efecto tirachinas" el corazón fue a parar junto a su dueño. Cogió cuatro o cinco huesos más, que siempre venían bien para un posible caso de descalcificación, y fue junto a su barrigudo amigo. Cogió el corazón y lo volvió a poner en su sitio, con lo que Glottis despertó.

Mientras tanto, en la ciudad, un tal Hector Lemans salía a la luz y se revelaba como el verdadero jefe de la operación de robo y venta de billetes en primera clase. No le gustaba como iban las cosas, por lo que eliminó a Don por el curioso método de lanzarle un proyectil que le hizo crecer flores por todos los huesos. A esto le llamaban brotar, los muy brutos. Dejó a Dómino a cargo de todo.

Glottis se puso al volante inmediatamente y en la primera maniobra golpeó la señal que apuntaba a rubacaba. Había cuatro caminos posibles, al sur se volvía a la ciudad, lo cual no era interesante, al norte había unas rocas infranqueables, al noroeste y al este no sabían lo que había, por lo que optaron al noroeste, que era al lugar donde apuntaba la señal. Sin embargo llegaron a otro claro rodeado de cuevas en los árboles que no conducían a ninguna parte. Manny se bajó del coche y volvió andando al lugar de la muerte y resurgimiento de Glottis. Ahora sí que pudo arrancar la señal que apuntaba a Rubacaba.

Por desgracia no le cabía en el bolsillo, por lo que tuvo que llevarla en las manos hasta el claro de las cuevas, donde la clavo en el suelo. Tras dar varias vueltas señaló hacia un punto concreto, anduvo varios pasos en esa dirección con la señal otra vez a cuestas y la volvió a clavar otra vez. Una vez más dio vueltas y señaló en cierta dirección, la arrancó anduvo en esa dirección y repitió la operación hasta que la señal apuntó al suelo y se abrió un pasadizo secreto en el bosque. Montó en el coche y penetraron por él. Llegaron a un cartel con una llave y, a pesar del texto poco amistoso de aquel, Manny cogió la llave y se largaron de allí en el coche por donde habían venido.

Estaban en el claro de las cuevas. Volvieron al primer claro. Ahora solo les quedaba la opción del este y hacía allí tiraron, hasta un complejo industrial bastante extraño. Manny pregunto a Glottis que era aquello y su colega le explicó que esa maquinaria extraía el tuétano de los árboles para construir edificios, de ahí el nombre de la ciudad. En un gran árbol se podía ver una rueda giratoria en la copa y dos bombas de aire a cada lado del tronco. Había una palanca de la que Manny tiró y se paró la rueda.

Glottis tuvo la idea de sacudir el árbol para que las bombas cayeran, hacer con ellas amortiguadores para el coche y poder así pasar por el camino de las rocas. Cogió un peso de una carretilla que había encontrado y se subió a la rueda para desequilibrarla. Cuando bajó volvió a activar la rueda, pero no caían las bombas. Manny observó que del generador de la palanca salían cuatro cables, uno por cada bomba. Si ponía la carretilla encima de uno de ellos se paraba su bomba correspondiente y se volvía a activar cuando la quitaba. De izquierda a derecha fue parando y volviendo a activar las bombas para sincronizarlas de manera que mientras las dos de la izquierda estaban estiradas, las dos de la derecha estaban contraídas y viceversa.

Eso hizo que el árbol se tambaleara al máximo. Volvió a tirar de la palanca y Glottis volvió a subir a equilibrar la rueda. Manny se preguntó qué ocurriría si volvía a activar la rueda mientras su amigo estaba colgado en ella. De una cosa estaba seguro, y era que se iba a reír mucho, por tanto lo hizo. El resultado fue que el árbol cayó y Glotis consiguió las bombas. Las aplicó al coche y ahora ya tenía buena amortiguación.

Volvieron al claro y por fin pudieron tomar el camino del norte. Llegaron a una gran puerta cerrada con un candado que tenía otra más pequeña en su centro. Manny entró por esta última y fue a parar a un río de petróleo. En su centro había un dique de huesos fabricado por unos castores de fuego que le echaron de allí. Volvió a entrar, giró a su izquierda, dejando al fondo el dique, y siguiendo un camino fue a dar a la orilla del río, bajo una gran roca en la que se subió uno de los castores.

Manny lanzó un hueso al petróleo y preparó su extintor. Cuando el castor rugió, gruñó, o lo que quiera que hagan los castores flamígeros, Manny roció el río con el extintor. El castor saltó a por el hueso y quedó apagado para siempre. Repitió la operación dos veces más hasta que no quedaron castores. Volvió al exterior y abrió el candado de la gran puerta con la llave que había conseguido antes. Ahora pudieron cruzarla con el coche. Pasaron sobre el dique y llegaron a una carretera que les condujo hasta Rubacaba.

Era una ciudad cubierta de niebla. Manny subió unas escaleras y dejando otras a su izquierda se introdujo en las brumas y, como no veía nada, cayó por un precipicio al mar. Le sacó de allí un marinero, que se fue a hablar con Glottis tras dejarle junto a las escaleras. Manny subió por ellas, hacia una gran torre que recordaba a un pepino. Así llegó a un restaurante donde estaba fregando un antiguo cliente suyo, quien le dijo que Merche no había pasado por Rubacaba y que él estaba buscando a su mujer.

Estuvieron hablando hasta que le dio a Manny una foto de su esposa. Manny observó unas puertecillas que había a lo largo de una pared y que contenían números de alimentos.

Preguntó por el número 22 y resultó ser lengua. Después volvió junto a Glottis y le enseñó la foto al tipo que le había sacado del agua, quien le explicó que esa mujer se había ido de la ciudad. Manny no le creía por lo que el marinero le dio pruebas que Manny llevó al tío de la fregona, el cual se largó de allí. Manny quedó fregando el suelo. Ya se había instalado en la ciudad.

¿Estás intrigado? ¿Qué hará Manny Calavera? ¿Volverá a ver a Merche? ¿Se manchará Glottis de grasa los pantalones?



AÑO 2

CALAVERA CAFÉ

Había pasado un año y nuestro protagonista había prosperado. Comenzando como friegasuelos llegó a ser el dueño del restaurante y lo había transformado en un casino-bar que le proporcionaba pingües beneficios. Al local le había dado la estética de cierta película de Bogart de la que no recordaba el título y Glottis ejercía de pianista. Estaba en su terraza intentando recordar el nombre de la película cuando vio salir del café a una mujer que le recordaba a alguien.

A pesar del tiempo transcurrido seguía pensando en Merche y esa mujer le hizo renovar sus esperanzas. Entro a su despacho y de una mesa del fondo, tras un biombo cogió unos papeles que eran comunicados de la organización revolucionaria de Salvador Limones, de la que él seguía siendo miembro a pesar de haberse convertido en un capitalista sin escrúpulos. Estaba justificado, ya que no se conoce a ningún capitalista con escrúpulos. Leyó los comunicados hasta que vio que había uno nuevo. Decía que en El Tuétano ya se sabía que él estaba en Rubacaba y le aconsejaba largarse de allí en el primer barco.

Salió de su oficina bajando las escaleras y llegó al recibidor. Allí vio a Glottis abajo tocando el piano, para ser un mecánico no lo hacía nada mal. En el recibidor se acercó a hablar con Lupe, la chica que llevaba el guardarropa, hasta que esta le habló de su nuevo sistema para organizar la ropa, pero era tan aburrido que Manny tomó la puerta de la izquierda para salir a la calle a tomar el fresco y de paso buscar a la mujer que había visto.

Pasó bajo el toldo de su bar, bajó unas escaleras y allí estaba. Era Merche recriminándole su actuación, pero al poco se dio cuenta de que no era ella sino un horrible pajarraco con cabeza de calavera.

Manny no sabía de que se asustaba, ya que casi todos por allí tenían cabeza de calavera. El pájaro se fue volando y Manny siguió su trayectoria con un catalejo que había por allí. Fue a parar al muelle, donde estaba la verdadera Merche, embarcando con Dómino .Manny corrió hasta allí pero, al llegar al barco, Merche le lanzó una botella a la cabeza.

Le sacó del agua el tío de la primera vez, que al parecer se llamaba Velasco, y le contó que el barco iba al otro lado del mundo, a Puerto Zapato, y solo otro barco, el SS Limbo seguía la misma ruta. Manny dijo que, a pesar del duro golpe, embarcaría en el Limbo y seguiría a Merche, pero Velasco le explico que solo había una vacante en la tripulación, de mecánico, y que podía ser para Glottis si conseguía herramientas. Faltaba otro tipo por aparecer, un tal Naranja, y si este no venía, lo cual era improbable, Manny podría ocupar su puesto, pero para ello necesitaría un carnet del sindicato.

Así pues Manny debía conseguir herramientas para Glottis, que al parecer las usaban las abejas de mar, un carnet del sindicato para él, y evitar que Naranja llegara al muelle a tiempo. Parecía fácil.

LA ELIMINACIÓN DE NARANJA

Manny abandonó el muelle por la izquierda y llegó a una plaza de la que salían cuatro caminos. Cogió el de más al Norte y llegó hasta el Ataúd Azul, un bar de la competencia. Junto a él hacía la izquierda había un ascensor que Manny tomó. Al salir de él subió unas escaleras y llegó a un lugar en el que se podía ver una flecha que señalaba hacia otra escalera que conducía a su bar. Allí se dirigió para trazar un plan.

Bajó a ver a Glottis y charló con él un rato. Al fondo, tras la barra cogió una botella de licor de oro. Cruzó una puerta y entró en la sala de ruletas. Allí estaba el jefe de policía Bogen ganado a la ruleta como siempre, y a un lado había un tipo sentado con el que Manny se sentó a hablar. Era Chowchilla Charlie, un conocido falsificador que le debía dinero a Manny. Estuvieron conversando y Manny le confiscó un aparato para falsificar boletos de apuestas del Felinódromo. Charlie le dijo que le podía hacer un carnet del sindicato, pero a cambio le debía conseguir una maleta que le había robado Max, el dueño del felinódromo, para ello le facilitó una tarjeta que le daba acceso a la zona de élite de aquel lugar. Atención: Para que Charlie dé a Manny el pase para vips del felinódromo, es menester primero que agoten los temas de conversación con el marinero tras caer al mar por segunda vez....

Volvió a la plaza de los cuatro caminos (esto le recordaba al nombre de cierta glorieta de cierta ciudad al sur de Europa que había visitado estando vivo) y en esta ocasión tomó el de más al Sur. Llegó a unos raíles que acababan una gran puerta, los cruzó, activó una palanca y tendió un puente que también cruzó. Llegó así al Felinódromo, lugar en el que entró. A la izquierda tenía una multitud a la que no quería ni acercase y a la derecha unas escaleras que subió, hasta una sala con una ventanilla a cada lado y una gran terraza para seguir las carreras de gatos.

Junto a una de las ventanillas había un pasillo que llevaba a un ascensor, que era el de la zona de élite.

Un camarero con cabeza de tronco le pidió la tarjeta y le subió. Al salir giró a su derecha, después a su izquierda y cruzó una puerta, bajo un monitor en fósforo verde (no habrían podido jugar en él a Grim Fandango) que daba a la cocina. Allí había un fortachón cargando barriles y metiéndolos en un ascensor. De una estantería de rejillas Manny cogió un rostiza-pavos, que no sabía lo que era pero podía serle útil. En vista de que no parecía funcionar el ascensor de la bodega, volvió, en el que había venido, a la sala de las taquillas y la gran terraza.

Allí había dos escaleras, las que bajaban ya las había usado. Subió por las otras. Llegó junto a otra escalera que parecía de incendios y por la que Manny llegó a la recepción de un "dirigiblepuerto". La chica encargada de la seguridad, Carla, tenía un detector de metales en la mano del que Manny se encaprichó. Tomó un trago del licor de oro e intentó subir hacia el dirigible Carla le pasó su detector y en vista de que captaba algo le llevo a la sala de atrás a cachearle. Después comenzó a contarle su vida, pero Manny le dijo que solo le interesaba de ella su detector de metales. Era un tipo duro sin duda, pero con esa táctica no debía comerse una rosca. Carla se enfado y tiró el detector por la ventana. Fue a parar a un establo del felinódromo.

Bajó otra vez al a sala de la gran terraza, desde aquí siguió bajando y después giró a la derecha, dejando a su izquierda la multitud de fanáticos apostantes.

A la izquierda había una gran urna con un gato disecado, y a la derecha estaba la puerta que daba al establo. Allí había un trampolín en el que se subió. En el borde usó su guadaña lo que activó el detector de metales, se dio la vuelta, anduvo uno o dos pasos, volvió a usar la guadaña y ya localizó el detector, que sacó de allí con la herramienta de su antiguo trabajo.

Ahora se dirigió al bar Ataúd Azul y entró en él. Se respiraba allí un cierto ambiente revolucionario. Desde la puerta de entrada caminó en línea recta hasta encontrar a una amiga suya, Lola, quien hizo una foto a Olivia, la dueña del Ataúd Azul, besando a Nick, el abogado de Max, que era el dueño del felinódromo. Al parecer Lola estaba enamorada de Max, quien era novio de Olivia, y esta a su vez le engañaba con Nick. Lola buscaba pruebas de esto y tras hacer la foto se fue corriendo y Nick salió tras ella. Manny no estaba demasiado interesado en este culebrón, por lo que entro en la cocina, que era la puerta de la izquierda, a ver si podía tomarse un par de whiskys gratis. Había un camarero preparando un coctel. Manny, cuando se quedó solo, tomo una muestra de lo que había caído en la pila usando el rostiza-pavos. Salió de la cocina y al abandonar el bar observó como un tipo tomaba el brebaje y quedaba K.O. de inmediato. Era bueno saberlo.

Desde la plaza de los cuatro caminos volvió a tomar el del sur y en esta ocasión giró a la derecha siguiendo los raíles hasta llegar a un muelle en cuyo extremo estaba el local de Toto, que se dedicaba a hacer tatuajes en el hueso. En este momento estaba tatuando al marinero Naranja, el esqueleto a quien Manny debía apartar de la circulación. Naranja le estaba pegando a un licor de algo muy fuerte para aguantar el dolor.

Manny fue a la parte izquierda de la tienda, donde había un frigorífico del que abrió la puerta. Dentro abrió un cajón de verduras. Esto distrajo a Toto el tiempo suficiente para que Manny rápidamente fuera hasta la botella de la que estaba dando cuenta Naranja y vaciara en ella el contenido del rostiza-pavos. El siguiente trago que bebió le dejó fuera de combate. Manny registró su cuerpo y cogió su placa identificativa.

Volvió al felinódromo y desde la base de la escalera que subía la recepción del dirigible siguió recto. Pasó bajo al dirigible y junto a una estatua con aros en las manos hasta que llegó al edificio de la policía. Desde fuera tenía dos puertas. Abajo estaba el depósito de cadáveres, y arriba, en el lateral izquierdo, las celdas, que se encontraban vacías. Entró en el depósito. El forense estaba analizando a dos tipos que habían sido brotados. En aquella ciudad la vida de los muertos era dura. Manny puso la placa de Naranja en uno de los cadáveres, después le dio el detector de metales al forense, que localizó la placa. Esto le hizo creer que el fiambre era Naranja y llamó a Velasco para decirle que no contara con él en la tripulación.

LAS HERRAMIENTAS DE GLOTTIS

Manny salió del depósito y se dirigió a su derecha, así encontró el ascensor que unía el Ataúd Azul con la parte alta de Rubacaba. Después de un año viviendo allí acababa de descubrir que se podía llegar al mismo lugar por varios sitios. Tomo el ascensor hacia abajo y se dirigió a su derecha dejando el Ataúd azul a su espalda. Apareció en los astilleros, donde curraban duramente algunas abejas de mar, al fondo había otras que se encontraban en paro y estaban muy cabreadas. Entre ellas estaba su amigo Terri. Más allá estaba el faro, que se encontraba cerrado.

Se acercó al Ataúd Azul, donde vio a tres revolucionarios que tenían un libro en su mesa de contenido subversivo. Se lo pidió amablemente, pero le dijeron que nunca se lo dejarían a un burgués decadente como él. Manny les enseñó los comunicados de Salvador Limones, que era una leyenda por allí, y accedieron a dejarle el libro. Se lo llevó a Terri y este tras leerlo organizó una huelga. Manny estaba a punto de hacerse con las herramientas cuando apareció el jefe Bogen y metió en chirona a Terri. Debía buscar a un abogado para sacar de la cárcel a la abeja y conseguir las herramientas.

Manny solo conocía a un abogado, a Nick Virago, y lo encontró en el salón de élite del felinódromo. Le dijo que necesitaba al mejor abogado posible y ese era él, sin embargo Nick dijo que solo curraba para Max, por lo que Manny le amenazó con contarle a su jefe su asunto con Olivia. Nick se fue enfadado olvidando su pitillera sobre la mesa. Manny la cogió y notó que había una llave dentro, pero no podía sacarla. Se dirigió a la terminal del dirigible y le dio la pitillera a Carla, diciendo que la había encontrado en el suelo.

Ella creyendo que era una bomba la hizo detonar y Manny se hizo con la llave.

Fue al faro, que se abría con la llave, y encontró a Lola, que había sido brotada con Nick. Manny juró venganza, pero como tenía otros asuntos entre manos se le olvidó pronto. De ella solo quedó una ilustración en la que ponía: Nº 22-Lengua. Esto le recordó algo y se la llevó Lupe, la encargada de su guardarropa, que le dio a cambio una chaqueta en la que encontró un papel en el que se podía leer: Nº 36-El Ancla Oxidada. Se lo llevó a Toto, el tío de los tatuajes, quien a cambio le dio una foto en la que se veía una carrera del Felinódromo, concretamente la número seis de un día en que el dirigible volaba por encima. Era el momento de utilizar el aparato de falsificar apuestas de Charlie, pero necesitaba algún dato más. Fue al felinódromo y observó la inscripción en la urna del gato gigante disecado.

En ella se leía que, en la segunda semana de la temporada, el dirigible se había estrellado sobre la pista de carreras. Subió las escaleras habló con los tipos de las dos ventanillas en la sala de la gran terraza. Uno repartía gorras, pero solo los martes, y el otro le pedía un resguardo de apuesta. Con el aparato de Charlie imprimió uno. A la izquierda había que poner la semana, en el centro el día de la semana y a la derecha el número de carrera. Manny introdujo: semana 2, martes, carrera 6. El boleto resultante se lo entregó al que pedía resguardos y este le dio un sobre que contenía la foto que había tomado Lola de Olivia y Nick. Fue a ver al abogado al salón de élite y ante la evidencia no tuvo más remedio que sacar de la cárcel a Terri.

El CARNET DEL SINDICATO

Manny fue al astillero y comprobó que la huelga se había reanudado y las abejas habían soltado sus herramientas. Solo tenía que decir a Glottis que fuera a recogerlas. Dejó allí a los manifestantes lanzando proclamas contra Bogen y la patronal explotadora, antes de que se dieran cuenta que él era un capitalista burgués decadente y cambiaran al protagonista de sus himnos. Fue al Calavera Café y le enseñó a Glottis el pase de la zona élite del Felinódromo. Glottis que era adicto a las apuestas en las carreras lo cogió y salió volando hacia allí. Manny fue tras él.

En el establo cogió un abrelatas que había sobre una de las grandes latas de comida para gatos. Subió a la zona de élite y entró en la despensa. El cachas que había allí no le dejaba bajar a la bodega, por lo que decidió meterse en un barril de vino que allí había. Para poder vaciarlo encerró al camarero cuando entró en el almacén de comida para gatos, atrancando la puerta con la guadaña. Glottis no era tan abstemio como a su mama le habría gustado, si es que los demonios de cinco metros tienen mamá, ya que llegó y se bebió el barril de un solo trago. Ahora Manny podía hacer un agujero con el abrelatas e introducirse dentro del barril para así llegar a la bodega.

En aquel lugar no se encontraba la maleta de Charlie, por lo que se montó en una grúa y la llevó hasta el ascensor. En el interior se bajó y apretó el botón de subida. Arriba no podía pasar por la puerta con la grúa, por lo que volvió a bajar y en el camino se dio cuenta de que había un pasillo intermedio entre las dos plantas, y en el que el ascensor no paraba.

También vio que la reja que cerraba el ascensor tenía dos aberturas en la parte inferior, por la que cabía la pala de la grúa si se mantenía en posición baja.

Coloco la grúa enfrente de una de las aberturas, se bajó, pulsó el botón para que el ascensor subiera, volvió a montar en la grúa y la mantuvo empujando sobre la abertura. Cuando llegó al pasillo la pala entró, y golpeó contra el techo parando el ascensor. Se desmontó de la grúa y utilizó una palanca que había en su lateral izquierdo y que hacía subir las palas. Así se abrió la reja y Manny pudo penetrar en el pasillo. Siguió hasta el fondo, encontró la maleta, la abrió y descubrió que estaba llena de billetes de primera clase de los que habían robado en la agencia donde curraba antes. La cogió y salió de allí con ella.

Charlie le estaba esperando con un arma, al parecer no se fiaba de él, no había duda de que le conocía bien. Se llevo la maleta pero al menos le dio el carnet del sindicato. Ya podía embarcar, solo le faltaba sacar a Glottis de allí, pero su amigo no parecía dispuesto a dejar nunca las apuestas y la bebida. Fue a hablar con Max a su despacho, que estaba a la izquierda del gran gato de oro en el salón de elite. Max le explicó que no podía echar a Glottis mientras pudiera pagar, y podría seguir pagando mientras el Calavera Café siguiera dando dinero, ya que era socio.

Manny fue a su bar y subió a su oficina. Sobre su mesa tenía un dispositivo para amañar las apuestas de las tres ruletas. Había tres pilotos que indicaban, al encenderse cuál era la ruleta que estaba girando. Tenía conectado el imán de la de la derecha, que era en la que jugaba el jefe Bogen, para que siempre ganara.

Lo desconectó. Bogen, demostrando que era un mal perdedor y que no había visto Casablanca, se enfadó, organizó una redada y cerró el local de Manny. Glottis se quedó sin crédito y le pidieron amablemente que abandonara el Felinódromo. Ya estaban en marcha, en busca de Merche.

¿Por qué Merche le sacudió un botellazo a Manny en todo el apellido? ¿Se recuperará Glottis de su ludopatía alcohólica? ¿Veremos a Dominó de nuevo?



AÑO 3

PROBLEMAS EN EL MAR

Había pasado otro año y a Manny le seguía yendo bien. Había llegado a capitán del barco, llevaba una chaqueta muy chula y hasta había dejado el Ducados, ahora fumaba en una pipa artesanal. Acababan de llegar a Puerto Zapato y un marinero le informó de que iban a subir a bordo unos inspectores de aduanas. Sin embargo en ese instante le llegó un mensaje de Salvador avisándole de que Merche nunca había llegado a Puerto zapato, había saltado por la borda en La Perla, además los malos le estaban esperando y los supuestos agentes de aduanas eran en realidad agentes del enemigo.

Bajó del puente de mando y encontró que todos sus hombres habían sido brotados brutalmente. Cuando estaba siendo rodeado por los asesinos una mano amiga le agarro y le metió en la sala de máquinas. Era Glottis, que seguía tan gordo como siempre. El motor no tenía bastante potencia para huir de allí por lo que tenía que pensar algo rápido. En aquella sala había un botón rojo a cada lado, que correspondían a las anclas de estribor y babor, y una palanca doble que activaba el motor, el cual podía mover el barco adelante, atrás, a la izquierda o a la derecha. Manny pulsó el botón de la derecha, levantando el ancla de estribor, después movió el barco a la izquierda (pulsando al a derecha) haciendo que el ancla de babor quedará clavada y pasando su cadena por debajo del casco. Después bajó el ancla de estribor y la volvió a subir y con ella subió la de babor, que venía enganchada. Se acercó al ojo de buey que había junto al botón de estribor y con la guadaña fijó las anclas en el propio ojo de buey. Finalmente pulsó el botón del ancla de babor y esta partió el barco por la mitad. Manny puso los motores a toda máquina hacia adelante (pulsando hacia atrás) y huyeron con medio barco.

No pudieron llegar a La Perla, se hundieron antes y se encontraban atrapados en un pequeño círculo de luz. Manny iba a salir de la luz, pero Glottis advirtió que en la oscuridad acechaban monstruos marinos. Al poco pasó por allí un individuo que llevaba un foco colgando del sombrero, Manny habló un rato con él. El tipo se llamaba Chepito y llevaba las cejas llenas de lapas. Manny observó que daba vueltas a su alrededor y cuando le paraba para hablar con él permanecía un rato quieto junto a Glottis. En uno de estos momentos le agarró de la luz de su sombrero, y tirando hacia él (pulsando a la izquierda) consiguió levantarle con la ayuda de Glottis. Usando como linterna a aquel pobre hombre caminaron hasta La Perla.

La Perla era un gran foso con un submarino en el centro. Al llegar vieron aterrorizados como un pulpo gigante capturaba a varios náufragos y los metía en el submarino. Era posible que allí estuviera Merche. Sin embargo, el pulpo les observaba con muy mala cara y no se atrevían a bajar. Bordearon el foso, seguidos por la mirada del pulpo, hasta una roca llena de lapas. Manny pasó por delante de ella, Chepito le siguió y quedó allí atrapado por las lapas atrayendo la atención del octópodo. Aprovecharon mientras lo capturaba para entrar en el submarino. El pulpo era el conductor y el motor del submarino, y puso rumbo al sur, hacia el borde del mundo de los muertos.

EL BORDE DEL MUNDO

Aquel pulpo gigante se dedicaba a capturar a los incautos que se acercaban por la perla, se los llevaba al borde del mundo y allí les obligaba a currar en las minas por unos sueldos irrisorios y sin derecho a contrato fijo. Era como una Empresa de Trabajo Temporal en el mundo de los muertos. Pero el pulpo no podía ser el cerebro, tenía que haber alguien detrás. Estaban en una gran zona iluminada con una puerta al fondo. Manny se dirigió hacia ella para empezar a investigar.

La puerta resultó ser de un ascensor que conducía a un corredor elevado. Por la izquierda se llegaba a una puerta cerrada, y al fondo a la derecha se llegaba a una sala de estar muy elegante en la que había una puerta abierta. Manny la cruzó y encontró a Merche. Al poco tiempo ya estaban discutiendo, y en eso llegó Dómino, que le hizo una oferta de trabajo a Manny, sin embargo este se sorprendió diciendo que saldría de aquel lugar y se llevaría a aquella pobre gente. Entró Glottis y Dómino abrió una trampilla que le hizo caer al mar y de ahí llevado por la corriente se precipitó por el borde del mundo. Manny se dispuso a vengarse pero Dómino le noqueó sin demasiado esfuerzo.

Despertó en una habitación con una jaula en la que había dos niños alados fabricando bombillas. Se acercó y le amenazaron con morderle, él preguntó el porqué y le dijeron que Dómino había dicho que él era malo. Manny les preguntó que hacían allí y dijo que les ayudaría, ellos preguntaron que si les ayudaría a hacer bombillas, y el dijo que les ayudaría a salir. Los niños dijeron que tenía las manos demasiado grandes para hacer bombillas y él contestó que no, que el problema era que tenía el culo demasiado grande y que no tenía herramientas.

Uno de ellos le lanzó un martillito. Manny lo cogió y harto de tanta conversación estúpida salió de allí.

Fue a la sala de estar, donde encontró a Merche cosiendo. Movió el cenicero que ella estaba usando y se echó la ceniza en las medias. Se las quitó y las lanzó a la papelera. Manny las cogió. Estuvo hablando con ella hasta que ella le dijo que si realmente confiaba en ella le diera su arma. Manny no tenía ningún arma, por lo que salió a buscar una. Bajó en el ascensor en el que había subido cuando llegó y al salir siguió recto hasta el fondo y giró a su derecha, llegando al lugar donde curraban los secuestrados. Entre ellos estaba chapito, que no era muy hábil con los negocios, ya que Manny le dio el martillito y él a cambió le dio un súper taladrador destroza-todo, después le dio las medias y Chapito le dio a cambio una pistola. Volvió al ascensor, pero justo antes de llegar a él, giró la derecha, siguió hasta el final y acabó junto a una cinta transportadora y una palanca. La cinta se movía ente la superficie del agua y el borde del mundo. Se subió a ella y avanzó en dirección contraria a la superficie, hacia el borde. En el extremo vio un ancla del que colgaba una cadena por la que bajó. Así descubrió un barco colgando del abismo, y en él se encontraba Glottis, como siempre currando con el motor. Después de momentos de intensa emoción por el reencuentro, Manny volvió a la cinta transportadora a buscar un modo de sacar de allí aquel barco. Ahora fue hasta el otro extremo, saliendo así a la superficie.

A la izquierda había una escalera, subió por ella y se encontró a los mandos de una enorme grúa. Descubrió que pulsando a izquierda y derecha la grúa se movía en dichas direcciones, y pulsando arriba y abajo subía y bajaba una cadena de la que colgaba una pala.

Se dirigió a la izquierda hasta que ya no pudo avanzar más, al otro lado del complejo industrial. Bajó la pala, que cayó a una playa. Bajó él tras ella y le aplicó el destroza-todo. Como resultado la cadena se soltó de la pala. Retornó a la grúa, la pegó bien a la izquierda y bajó la cadena, la cual se engancho en unos grandes cilindros dentados. Después la subió arrancando los cilindros y lanzándolos a la playa. Manny no sabía si servirían para algo, pero había resultado espectacular. Movió la grúa hacia la derecha hasta llegar al punto de partida y bajó la cadena, que se posó sobre la cinta transportadora. Fue hasta la palanca que controlaba la cinta y tiró de ella, con lo que la cinta cambió de dirección y arrastró el borde de la cadena al abismo. Volvió a tirar la palanca y la cadena subió, otra vez más y la cadena bajó, quedando ahora enganchada al ancla del barco en el que andaba trasteando Glottis. Volvió a la grúa y subió la cadena, poniendo así a flote el barco. Ya tenían un modo de escape, pero glotis dijo que necesitaría añadirle algo al barco para poder atravesar los bancos de coral. Parecía que sí iban a servir de algo los cilindros dentados.

Se fue a ver a Merche y le entregó la pistola. Debía haber sido una santa en vida, pero muerta era la chica más dura que había conocido, al menos desde Lauren Bacall en sus primeros tiempos. Era dura pero estaba poco inspirada. Intentó usar a Manny como rehén para que Dómino la dejara salir de allí. No solo no lo consiguió sino que acabo encerrada en una celda. Manny salió del despacho de Dómino, atravesó el cuarto de estar y al salir vio la puerta de la celda que hasta entonces había estado oculta. Era una puerta con una rueda giratoria, y como no tenía muchas ganas de ponerse a pensar le recetó una dosis de destroza-todo.

Esto no abrió la puerta, pero al menos descubrió las guardas de la cerradura de combinación. Eran cuatro piezas cuasi circulares con un lado plano, y pronto dedujo que debía alinearlas con el lado plano hacia la derecha, de manera que se viera una rendija de luz entre ellas y la pared. No tardo en deducir que girando la rueda a la izquierda se movía la pieza inferior, y si seguía girando continuamente pronto arrastraba a las demás hasta que giraban las cuatro. Así y siempre girando a la izquierda colocó la pieza de arriba. Después comenzó a girar a la derecha hasta que se movieron las tres piezas inferiores, y así, y siempre girando a la derecha colocó la segunda pieza por arriba, después volvió a girar a la izquierda hasta colocar la segunda pieza por abajo, y finalmente, girando a la derecha colocó la pieza inferior.- Cuando las cuatro estuvieron alineadas entre sí y con los lados planos a la derecha, dejando una rendija entre ellas y la pared, introdujo su guadaña en dicha rendija. Después pulsó la palanca que había la izquierda de la rueda y la puerta se abrió.

Sin embargo allí dentro no había nadie, solo unos ficheros, una armadura de gran tamaño y un hacha muy pesada en el suelo. Manny había jugado al Monkey Island 2 cuando estaba vivo, y sabía que toda puerta que pudiera ser cerrada había que cerrarla, nunca se sabía que podía haber detrás. Por tanto cerró desde dentro la puerta de la celda, pero en este caso no había nada. De hecho se quedó encerrado. Pasaban unos cables por encima de la puerta y los tocó con la guadaña, esto abrió una puerta secreta de la que salió Merche. Se dirigió a esa nueva habitación. Echó un vistazo a su alrededor y rápidamente elaboró un plan de salida inspirándose en una peli de Paul Newman. Uso su guadaña sobre unos aspersores que había en el techo y esperó a que se llenara de agua la habitación. Su plan fracasó (De hecho Paul Newman también había fracasado en "Con el agua al cuello").

Ignorando los comentarios humillantes de Merche, no se desmoralizó. Cerró el grifo que había situado en una tubería y observó que el agua se filtraba por una baldosa suelta en el suelo. Fue a la habitación contigua a por el hacha y la soltó sobre esa baldosa. Esto abrió una ruta de escape.

Se iban todos tan contentos en el barco de Glottis cuando apareció tras ellos Dómino en el submarino-pulpo. Sin saber muy bien como, Manny se vio envuelto en un duelo de guadañas contra Dómino. Como no tenía nada que hacer, dado que Dómino era el campeón del mundo de esgrima con guadañas, usó la suya para pinchar en el periscopio que había tras él, que no era otra cosa que un ojo del pulpo gigante. Probablemente no iba a servir de nada, pero al menos él no sería el único ensartado. Cuando estaba en suelo a merced de su enemigo, y este decía las últimas palabras típicas de cualquier súper malo que se precia antes de matar al bueno, apareció el barco por detrás y trituró a Dómino con los rodillos giratorios.

¡¡¡Qué final para Dominó!!! ¡¡¡Lástima que la sangre no salpicase el monitor SVGA de 17 pulgadas!!! ¿Caerá ahora Merche [de una puñetera vez] en las manos de Manny? ¿La canción de Chepito titulada "Veo la Luna brillar" se llevará el premio del Festival de Fantasmavisión de 1.999? Algunas de estas incógnitas se despejarán, como de si una vulgar ecuación se tratara, si continuáis leyendo el recorrido... ánimo, ya falta poco.



AÑO 4

LA ÚLTIMA ESTACIÓN

Pasaron otro año de viaje y por fin llegaron a su destino, la última parada del tren que llevaba al Noveno Infierno. Este año Manny no prosperó. Lo único que consiguió fue unos sabañones en los huesos de sus pies tras una larga travesía por zonas heladas. Pero habían llegado. Sin embargo cuando estaban en presencia del Guardián de la Puerta, Glottis se desvaneció.

Manny estaba en una gran escalera que discurría por una pirámide azteca, no había duda de que aquella estación de tren estaba bien decorada. Tenía tres caminos posibles, arriba, abajo y a su derecha o abajo y a su izquierda. Subió hasta arriba y conversó con el guardián de la puerta, quien le explicó que toda la gente que había salvado de la mina de coral estaba allí retenida por no tener billete. Manny explicó que habían sido robados, pero aquel tipo era inflexible, tendría que volver a El Tuétano y recuperar los billetes. Después de ver como un tren de almas malvadas era devorado por las llamas y de que el guardián le diera un mensaje que le había llegado para Manny, se fue de allí hacia abajo.

El mensaje era de Hector Lemans, el más malo entre los malos, y le amenazaba con hacerle brotar. Estaba en la escalera y esta vez bajó y giró a su izquierda, hasta llegar una estancia donde estaba Glottis moribundo rodeado de unos demonios iguales que él pero del tamaño de un balón de fútbol. Hablando con ellos y con su amigo supo que para salvarle necesitaban un vehículo extremadamente rápido. Glottis dibujó el diseño en una pared antes de caer inconsciente y pidió a Manny que buscara el combustible. No sería fácil, no habían visto ninguna gasolinera en su travesía por la nieve. Junto a ellos había una escalera que bajaba hasta una puerta que daba a una cocina y junto a esta puerta había unos barriles de lubricante. En la cocina había un cajón que abrió y del que sacó un trapo.

También había una tostadora, y al lado un estante para colgar jarras que recordaba a una antena de T.V.

Se fue de allí, a la escalera exterior, y ahora bajó por el tramo que le faltaba. Encontró unos coches fúnebres y un ataúd en el suelo que abrió. Salió de allí el enano que Manny había encontrado en el envenenamiento varios años atrás, y estaba muy agradecido por los tres años de encierro, tanto que lanzó a Manny al estómago una taza llena de espuma de empaquetar. Por suerte los esqueletos no tenían estómago. Manny volvió al lugar donde estaba Glottis, llenó el trapo de grasa en los barriles, lo metió en la tostadora de la cocina, encendió la tostadora y comenzó a arder. Apareció uno de los mecánicos chiquitines y la apagó con un extintor. Esto le hizo recordar algo que le había explicado cierto diablo técnico tres años atrás. Cogió otro trapo del cajón y lo engrasó en los barriles. Después situó la jarra de espuma en el estante que había junto a la tostadora e introdujo en esta el trapo. En esta ocasión la espuma del extintor reaccionó con la de la taza haciendo volar a esta por la habitación. Acababan de descubrir un combustible superpotente.

Los mecánicos pequeñitos fabricaron una mezcla de tren y teleférico, que impulsado por el nuevo combustible tenía un doble objetivo: reanimar a Glottis con la velocidad y poner a Manny y a Merche rumbo a El Tuétano

ESCALA TÉCNICA EN RUBACABA

El viaje fue algo más accidentado de lo que habían previsto y solo pudieron llegar hasta Rubacaba. Pero disponían de su viejo bólido-furgón fúnebre. Hacía dos años que lo habían dejado aparcado tras una gran puerta junto a la palanca que desplegaba el puente que llevaba al Felinódromo.

Por lo visto, alguien, con la intención de gastar un bromita inocente, había dedicado íntegramente aquellos dos años a colocar miles de fichas de dominó en aquel garaje. Si daban un paso hacia el interior se pondría en marcha todo el entramado, y como resultado se activaría un dispositivo que haría estallar varios Kilos de T.N.T. Manny tenía que volver a patear las calles de Rubacaba buscando una solución para este contratiempo.

Fue a casa de Toto, el tatuador, y de un pequeño armario robó un frasco de nitrógeno líquido. Después se dirigió a ver a Velasco. Manny le contó parte de sus viajes, y el lobo de mar le dijo a Manny que la ciudad estaba llena de gentuza y que se largaba a buscar el barco que Glottis había reparado en el fin del mundo. Manny cogió una botella con un barco dentro que tenía allí velasco. Ahora se encaminó al Ataúd Azul, allí había un gran barril de licor en la cocina. Llenó la botella del barril con aquella pócima y abandonó la cocina. En ese momento salió Olivia de su despacho y se ofreció a acompañarle en su cruzada contra el mal. Volvió junto a Glottis y le dio a probar el licor de la botella. Glottis le preguntó sin mucho interés el lugar de su procedencia, para acto seguido dirigirse allí y cepillarse el barril entero.

No cabía duda de que aquel tintorro era fuerte. Al mismísimo Glottis le había sentado mal. Manny le habló de algo poco digestivo y su socio vomitó inundando el garaje. Después Manny aplicó el nitrógeno líquido sobre el vómito de su borrachuzo amigo y lo solidificó. Pudo andar por encima de las fichas de Dominó y desactivar el artefacto explosivo. Ya nada les impediría llegar a su destino

RETORNO A EL TUÉTANO

A la entrada de la ciudad fueron detenidos por el grupo revolucionario de Salvador Limones. Por suerte Manny era miembro de dicho grupo y le condujeron al cuartel general. Aquel movimiento había progresado, eran cientos de miembros y luchaban de tú a tú contra la opresión de Hector Lemans. Y en aquel momento estaban llevando a cabo una operación decisiva. Pero un guerrillero llegó diciendo que habían caído en una trampa. Aquel tipo había sido brotado y se le estaba extendiendo la infección botánica por todo el esqueleto. Salvador le partió por la mitad con un hacha y salvó la mitad superior del cuerpo. Así pudieron escuchar de aquel medio tipo que habían sido sorprendidos en el laboratorio de armas del enemigo por Hector y uno de los agentes había caído allí mismo. Salvador se dispuso a hacerse cargo de la operación, y Olivia se fue con él. Antes de irse, Salvador tiró a la papelera la foto del tipo que había sido brotado en el laboratorio.

Manny observó el cuerpo del guerrillero partido por la mitad. Su mitad superior se había largado y había olvidado allí un brazo. Probablemente no le haría falta, por lo que Manny lo cogió. De la papelera cogió la foto del agente caído en acción y observó la paloma mensajera que había en una estantería al fondo. Le entregó a la paloma el mensaje que llevaba de Hector y posteriormente le enseñó la foto del agente. La paloma fue al laboratorio donde estaba el agente brotado y el experto en armas de Hector pensó que el mensaje iba dirigido a él, por lo que se asustó, cogió sus productos y huyó a un escondite.

Manny le explicó a Merche su plan, necesitaba un disfraz para acercarse a Hector y un arma para enfrentarse a él. Merche dijo que cuando tuviera todo ella estaría allí para ayudarle y se fue.

Manny salió del cuartel general y se acercó al coche de Glottis a coger el mando que hacía subir y bajar los amortiguadores. Después subió por una escalera a la izquierda. Apareció en un pasillo con una puerta a su derecha, que era el casino de Hector y al que no estaba preparado para entrar por el momento, y otra escalera al fondo, que fue la que tomó, llegando a una habitación en la que tenía una cafetera a su derecha, una puerta enfrente, dos tipos maquillados junto a esta y una escalera al lado de ellos. Necesitaba un maquillaje así para poder pasar desapercibido en el casino de Hector.

Entró en la puerta pero se negaban a maquillarle porque ya estaba completo el cupo. Debía deshacerse de aquellos dos tíos. Cogió la cafetera, subió por la escalera y desde allí lanzó el café hirviendo, lo que ahuyentó a la competencia. Bajó, dejó la cafetera y volvió a subir. Allí arriba había una trituradora de hielo portátil y a su derecha una palanca que la llenaba de hielo. Después se activaba la trituradora y este lo convertía en nieve artificial. Cuando la hubo vaciado metió en ella el huesudo brazo que llevaba, y después la agarró y se la metió en el bolsillo. Bajó, cruzó la puerta para que le maquillaran y volvió junto a Glottis.

Observó que bajo el coche había un líquido, que no era otra cosa que algo del contenido de un bote de munición que había perdido el experto en armas de Hector en su huida. Si ese líquido se ponía en contacto con hueso nacían plantas, como pudo comprobar al utilizar sobre él la trituradora con el brazo dentro, cuando el coche se encontraba en posición elevada. Detrás del coche había un túnel que llevaba al lugar por el que había escapado el tipo en cuestión. Rodeó La columna central y llegó a otro túnel, en el que aplicó varias veces el triturador hasta que se convenció de que había huido por allí.

Sin embargo estaba oscuro, por lo que fue a buscar el coche para entrar por allí.

Un cocodrilo gigante salió a su encuentro (¿qué haría un cocodrilo gigante en el mundo de los muertos? ¿lo habría matado Tarzán?). Hicieron avanzar el coche todo lo que pudieron, después Manny subió sus amortiguadores con el mando y pudo llegar a una cornisa colgante que discurría por allí. Siguió por ella hasta llegar a una escalera, pero cuando comenzó a bajar, el monstruo se dio la vuelta y le miró con intenciones poco claras. Volvió a subir a la cornisa e hizo bajar el coche con el mando. El monstruo quedó atrapado con el peso de Glottis. Tal vez había llegado el momento de que dejara la cerveza para bajar barriga. Manny descendió por la escalera y pudo llegar al escondite del armero.

Entró allí, pero el tipo tenía tanto miedo que no entraba en razones. Manny observó que encima de la puerta había una bola adhesiva. La despegó con la guadaña desvelando una campanilla. Salió y volvió a entrar. Esta vez sonó la campanilla, y ahora el armero recuperó su alma de comerciante y le ofreció a Manny un revolver y munición.

Manny por fin entró en el casino de Hector. El ascensorista era un diablo que debía tener enchufe, porque en realidad no cabía en el ascensor. No dejaba entrar a Manny a causa de que no llevaba la ropa adecuada. Bajó a las máquinas tragaperras. En ellas estaba el guerrillero partido por la mitad subido en un monociclo. Habló con él un par de veces y vio que se dedicaba a vaciar las máquinas aprovechando su nuevo y reducido tamaño. En otra máquina estaba Merche con Charlie. Al principio ella no le reconoció a causa del maquillaje, pero después le dio una sabana. Manny preguntó que se proponía, y ella explicó que intentaba convencer a Charlie de que era una túnica para ir a una fiesta romana, así dejaría su traje y podría cogerlo Manny.

El problema era que Charlie se negaba a irse hasta no ganar dinero en la máquina. Manny le echó la sabana por encima y le dijo al tipo del monociclo que vaciara la máquina. Esto dejó contento a Charlie y se fue al servicio a ponerse la túnica. Manny entro cuando él salió y se hizo con su traje.

Se dirigió al ascensor. Mientras iniciaba la conversación con el ascensorista se veía un panel con números a su espalda. El diablo le hizo una pregunta, y ahora había un número más en el panel. Esa fue la cifra que contestó Manny, y pudo por fin subir. Se encontró frente al despacho de Hector, pero este no le dejaba entrar. Había allí al lado un viejo cliente suyo con su mujer, al parecer estaban pensando en comprar billetes a Hector, pero les parecían caros. Manny les dijo que trabajaba para Hector, después que si no creían que se merecían esos billetes, a continuación que para que estaba guardando su dinero. Finalmente les dijo que bastaba ya de hablar ellos y les contó sus viajes. Ellos comprendieron lo peligroso que era el mundo y se decidieron a comprar. Hector, en agradecimiento, quiso contratar a Manny, le llevó a su antiguo despacho y le ofreció su antiguo trabajo y una comisión con billetes robados. Manny le apuntó con su arma, pero en ese momento entró uno de los pajarracos y, mientras Manny lo Brotaba, Hector huía por la ventana, perdía su maleta de billetes y caía al vacío. Pero un muerto necesitaba más que esto para ser eliminado definitivamente.

DUELO FINAL CON LEMANS

Manny estaba en la cornisa desde la que años antes había entrado por las ventanas de Dómino y Don. Pero todo había cambiado por allí, había en la azotea un cártel inmenso de una mujer. La maleta de billetes había caído en el tejado del edificio de enfrente. Fue a la derecha y subió a la azotea, desde allí podía ver la viga donde reposaba el gran cartel luminoso de la mujer. Fue hacia allí dejando a su espalda una escalera. Subió al borde y sobre la viga usó el triturador de huesos, después vació encima el bote de munición que llevaba. Esto hizo crecer plantas, el cartel cayó y se convirtió en un puente hacia el edificio de enfrente. Manny subió por la escalera que había dejado antes a su espalda y, usando el cartel de tobogán, accedió al otro edificio, donde consiguió la deseada maleta.

Estaban en la estación y Merche se disponía a llevarse la maleta para devolver los billetes a sus dueños. Sin embargo apareció uno de los pajarracos de Hector. La cosa se había complicado, por lo que, mientras Glottis daba cuenta del cadavérico pájaro, Manny huyó con la maleta en el coche de Olivia que llegaba en ese momento. Olivia no resultó ser lo que aparentaba, al parecer era novia de Hector. Esta chica no tenía muy buen gusto. Le había cortado la cabeza a Salvador y llevó a Manny en presencia del malo.

Habían llegado a un prado de flores, formadas por toda la gente que había brotado Hector. Al fondo se encontraba un depósito de agua, y sobre una colina un invernadero, al que se tuvo que dirigir Manny ante la amenaza del revólver de Olivia. Llegó allí desarmado, ni siquiera tenía una guadaña. Sin demasiadas presentaciones Hector lo brotó.

Por suerte no era una munición de mucha calidad. Manny salió de allí y se aplicó en la herida el nitrógeno líquido que le restaba. Esto congeló la parte afectada, se la arrancó y pudo salvar la vida (o más bien la muerte). Volvió al coche de Olivia, quien estaba absorta contemplando los billetes. En el asiento de atrás se encontraba la cabeza de Salvador, que todavía tenía un par de ideas. Explicó a Manny que en el maletero había un arma, y que la llave estaba enterrada con su cuerpo tras el invernadero. En eso llegó Olivia y, cuando estaba cerca, Salvador la hizo brotar con un diente explosivo que llevaba, siendo brotado el mismo en el proceso. Manny abrió la maleta, en ella encontró su guadaña. El billete con el nombre de Salvador voló hacia lo que quedaba de su dueño. Aquellos billetes tenían un nexo de unión con sus dueños. Manny cogió el billete y se dirigió a la parte de prado que había detrás del invernadero.

Usó el billete por aquella zona, siempre de espaldas al invernadero, hasta que voló de su mano y cayó en un lugar concreto. Allí desenterró el cuerpo y en él encontró la llave del maletero. En ese maletero había una pistola. Manny no se atrevía a entrar al invernadero, por lo que vació la pistola sobre el depósito de agua. La munición llegó a los grifos del invernadero acabando así con Hector. Subió a ver como se retorcía su enemigo, dejo allí la pistola y se fue con sus amigos a emprender el último viaje.